Consejos para elegir vino en las cenas navideñas
Por: Laura Conde, periodista
La Navidad es el momento del año en que, probablemente, más personas con diferentes gustos y sensibilidades se reúnen alrededor de una mesa. Esto suele ser motivo de alegría para los anfitriones, aunque también de algún que otro quebradero de cabeza a la hora de lograr la cuadratura del círculo y servir un menú del agrado de todos.
En materia de vinos, puede haber invitados que disfruten analizando cada copa y otros que no quieren oír hablar de denominaciones de origen o variedades de uva.
Ante este panorama, elegir el vino perfecto para cada plato puede ser complicado. Por eso, más que buscar combinaciones exactas, lo más práctico es optar por vinos versátiles y equilibrados, capaces de acompañar un menú variado y de conseguir que todos disfruten, sepan mucho o poco de vino.
Espumosos para empezar: el comodín perfecto
Las comidas navideñas suelen abrir con aperitivos variados: marisco, embutidos, canapés, patés y otros entrantes fríos. Un espumoso es infalible porque limpia, refresca y acompaña sin dominar. Además, combina con prácticamente todo lo que aparece al principio de la mesa. Escoge un Brut Nature, fresco y seco, y quedarás bien con todo el mundo, pues es una opción versátil y elegante, ideal para ir abriendo boca.
Rosé de Mar de Vardon Kennett es un espumoso rosado elaborado por Familia Torres
En Navidad más que nunca, menos, es más
La cena de Navidad no es el mejor momento para complicarse con maridajes rebuscados ni para abrir demasiadas botellas “por si acaso”. Primero, porque ya es un día bastante intenso como para añadir más decisiones a la lista; y segundo, porque con tantos platos, salsas y sabores distintos sobre la mesa, el paladar se satura con facilidad. En lugar de buscar combinaciones perfectas para cada bocado, es más sensato escoger un par de vinos versátiles y equilibrados que funcionen bien con la mayoría de recetas. Así, todos disfrutan y tú puedes centrarte en lo importante: la mesa, la conversación y la celebración.
Un tinto y un blanco para acompañar todo el menú
Para simplificar la elección de vinos, conviene optar por un blanco y un tinto versátiles que acompañen todo el menú sin complicaciones. En blancos, lo ideal es un vino fresco y aromático con buena acidez y cierta estructura, que pueda maridar bien con pescados, mariscos, cremas y aves. En tintos, lo recomendable es uno suave y equilibrado, con taninos pulidos, capaz de acompañar carnes blancas, asados suaves, platos de cuchara e incluso pescados grasos, ofreciendo armonía sin opacar los sabores del plato. En ambos casos, conviene huir de crianzas muy largas y de vinos con una personalidad muy marcada.
Mesa de navidad con los vinos Clos Ancestral y Salmos en la mesa de Navidad
La norma es que no hay normas
La verdadera norma de un buen maridaje es que no hay normas. O que, si las hay, están para saltárselas, ya que cada cual debe beber el vino que le guste y como le guste. Así pues, no es necesario sacar el blanco con el pescado y el tinto con la carne, o retirar el espumoso cuando acabe el aperitivo: lo ideal es dejar las botellas sobre la mesa y que los comensales se sirvan a su gusto sin atender a reglas preestablecidas. Es cuando se disfruta más.
Si decimos que no hay normas, es que no las hay
Esto significa que no hay que escandalizarse si alguien añade refresco de Cola a un gran tinto, si lo rebaja con agua, si le echa hielo o si se lo sirve en el vaso que no toca. Cada persona lo disfruta a su manera, aunque algunas sean poco ortodoxas.
Sí a los vinos con historia
En Navidad, además de buscar versatilidad, vale la pena escoger vinos con historia. Uno que tenga un significado especial —por provenir de una finca familiar, por una cosecha emblemática o incluso por una etiqueta diseñada por un artista reconocido— aporta un toque único a la mesa. Contar una pequeña historia antes de descorchar la botella no solo viste la velada, sino que también crea un vínculo emocional con quienes lo disfrutan, haciendo que el momento sea más memorable. Y no cuesta nada.
¿Y los vinos que traen los invitados?
Cuando un invitado trae una botella, las normas de protocolo no son del todo claras. Algunos consideran que es un regalo para el anfitrión y que, por tanto, no debería abrirse esa noche; otros opinan que sería de mala educación no descorcharla, ya que el invitado seguramente quiso compartirla. En un entorno relajado y entre amigos, donde el protocolo se suaviza, lo más natural es abrir la botella y disfrutarla juntos, integrando el gesto del invitado en la velada. Lo bueno de estas fechas es que las sobremesas son largas, así que seguro que se acaba bebiendo y hay tiempo para disfrutar también de las propuestas del anfitrión.
Vinos dulces para el postre
Turrones, troncos de Navidad, panettone, o frutos secos caramelizados encuentran en los vinos dulces un compañero ideal. Aquí es el momento de sacar el sommelier que llevamos dentro y abrir botellas especiales, de esas que siempre generan consenso entre todos los paladares.
El consejo más importante: elige vinos que te gusten
Maridar no es una ciencia exacta y la Navidad no está para normas rígidas, sino para disfrutar. Escoge vinos que te emocionen y que encajen con tu mesa y tu familia. El mejor maridaje es siempre aquel que hace que todos disfruten un poco más de estar juntos y, sobre todo, el que es capaz de explica cosas de la persona que ha escogido las botellas.