Un compromiso familiar con la naturaleza
La Navidad es uno de esos momentos del año donde nuestras mesas se llenan de apetitosos alimentos. Productos cotidianos de gran valor gastronómico que, debido al cambio climático y la sobreexplotación, en un futuro pueden desaparecer. Si aunamos fuerzas, otro final es posible.
Estos son algunos de los alimentos
que pueden desaparecer
Miel
Factores como los pesticidas, los parásitos, las enfermedades y los cambios en el uso del suelo contribuyen al deterioro de las colonias de abejas, haciendo que este alimento pueda desaparecer. Además, este declive tiene implicaciones más amplias para la seguridad alimentaria, ya que afecta la polinización de diversos cultivos.
Arroz
El cambio climático también supone una amenaza para el arroz. Las variaciones en las temperaturas, los patrones de lluvia y el aumento del nivel del mar afectan las áreas de cultivo, especialmente en las regiones bajas.
Chocolate
El cacao no solo se ve afectado por el cambio climático, que contribuye a la proliferación de plagas y enfermedades, la expansión no planificada de las plantaciones de cacao y las prácticas agrícolas no sostenibles, también suponen un gran desafío.
Atún
El atún está amenazado por la sobreexplotación pesquera. La demanda mundial de este popular pescado ha llevado a la pesca excesiva, agotando las poblaciones y poniendo en peligro la sostenibilidad a largo plazo. Las prácticas de pesca irresponsables también afectan a otras especies marinas y los ecosistemas oceánicos.
Mejillones
El aumento de las temperaturas y la acidificación de los océanos, afecta directamente a los mejillones, alterando su reproducción y crecimiento. La contaminación del agua, resultado de actividades humanas, también representa un riesgo para la salud de los mejillones y la calidad de los hábitats marinos. Además, la sobreexplotación de las poblaciones de mejillones debido a la pesca intensiva plantea desafíos para su reproducción y supervivencia.
Anchoas
El impacto creciente del cambio climático, manifestado en el calentamiento de las aguas y alteraciones en la productividad marina, el aumento de la contaminación por plásticos, que afecta la salud de los organismos marinos y la pesca excesiva representan una amenaza directa para las poblaciones de anchoas.
Tomate
Las temperaturas extremas y los eventos climáticos impredecibles pueden afectar la calidad y rendimiento de los cultivos de tomate. La degradación del suelo debido a prácticas agrícolas intensivas y el agotamiento de recursos hídricos también contribuyen a la vulnerabilidad de este cultivo. Por otro lado, las variedades tradicionales de tomate están en riesgo a causa de la preferencia por cepas más comerciales, disminuyendo la diversidad genética.
Aceite
La expansión de la agricultura intensiva y la presión urbana sobre las tierras agrícolas pueden llevar a la degradación del suelo y a la pérdida de biodiversidad. Además, los cambios en las prácticas agrícolas y las fluctuaciones climáticas pueden afectar la producción de aceitunas, lo que tiene un impacto directo en la obtención de aceite de oliva de calidad.
Uva y vino
El cambio climático afecta la calidad de las uvas y, por ende, la elaboración del vino. La subida de las temperaturas, patrones de lluvia impredecibles y otros eventos climáticos extremos pueden alterar sus características únicas, impidiendo que llegue a tu mesa.
Existen diversas fuentes de datos sobre alimentos en peligro de desaparición.
Comprometidos con
el futuro del vino
Queremos que el vino esté siempre presente en
nuestras mesas y celebraciones. Por eso, en Familia
Torres llevamos tiempo trabajando para minimizar
nuestro impacto y cuidar la tierra.
Con la recuperación de variedades
ancestrales. Cambiando nuestra forma de trabajar
hacia viñedos y bodegas más sostenibles.
Intensificando nuestro compromiso ambiental con la
creación del programa Torres & Earth para contribuir
a mitigar el calentamiento global reduciendo nuestra
huella de carbono, adaptarnos al nuevo escenario
climático y concienciar al sector y la sociedad de
la necesidad de actuar. Cuanto más cuidamos la
tierra, mejor vino conseguimos.
Una bodega carbono neutro
Tenemos un objetivo. En 2030, esperamos reducir como mínimo un 60% nuestras emisiones de CO2 por botella, desde el viñedo hasta que llega a ti. Y convertirnos en una bodega de cero emisiones netas antes del 2040.
Un cambio que compartimos
Nuestros suministradores, cuya contribución a la
huella de carbono es del 90%, también creen que hay
que cambiar para que nada cambie.
Por eso, desde 2015 colaboramos conjuntamente en el
diseño de planes específicos de reducción de la
huella de carbono, centrados en la eficiencia
energética y el uso de energías renovables,
biocombustibles y en el desarrollo de envases más
ligeros con menor impacto ambiental.
Más allá de las viñas
Desde la instalación de una caldera de biomasa y paneles fotovoltaicos hasta la optimización de la gestión del agua, la reducción del peso de nuestras botellas y el uso de transporte eco-eficiente. Más allá de las viñas, desde 2008, hemos implementado una serie de iniciativas que buscan contribuir a que Familia Torres sea una bodega con huella de carbono neutra.
Juntos lo podemos cambiar, otro final es posible
A menudo no somos conscientes del potencial transformador que reside en cada una de nuestras elecciones. Llevar una vida más sostenible y apostar por esos productos que también lo son es clave para crear otro final.
¿Quieres saber más sobre nuestro compromiso con la sostenibilidad?