Vino y gastronomía. Maridando en invierno

Las temperaturas bajan y aumenta la sensación de recogimiento. Nuestros hábitos y apetito culinario tienden a buscar el bienestar en platos de cuchara; algo más grasos y contundentes, con múltiples ingredientes y mucho sabor.
Caldos, sopas y cocidos; gratinados; estofados y asados llenan nuestras cocinas. Si atendemos a la primera intuición, pareciera que estos platos llaman al abrazo de un buen tinto, pero vinos blancos de crianza parcial o total, sorprenderán a cualquier comensal.

Sons de Prades, un vino blanco de la variedad chardonnay de la DO Conca de Barberà
Para muestra, los gratinados. Lasañas o canelones, cubiertos con una capa tostada y crujiente de queso maridan con un chardonnayde cierta crianza. Una encomienda, quizás, para Sons de Prades (DO Conca de Barberà).
Para esos platos de final de otoño, donde el bosque se muestra presente en los platos con setas, acompañadas de carnes a la brasa; variedades mediterráneas con cierta crianza como garnachas, cariñenas y tempranillos se erigen como la mejor opción. El vino: Salmos (DOC Priorat).
La cocina a fuego lento prepara el terreno para los tintos. Así, cocidos, estofados y sopas, ricos en legumbres, verduras y mucha carne verán con agrado la complicidad de tintos de medio cuerpo, de tanino maduro para encontrar siempre el equilibrio con las grasas y la esencia jugosa de la carne estofada. Garnachas y tempranillos juegan en casa. Vinyarets Tinto (DO Penedès) es la opción ganadora.

Vinyarets Tinto (DO Penedès) está elaborado con las variedades: cariñena, garnacha, tempranillo y sumoll
Bajo el fuego vivo, los asados admiten tintos con mayor carga de taninos, que quedarán suavizados en el paladar. Un cabernet de perfil firme y sabroso y larga crianza, como nuestro clásico Mas La Plana (DO Penedès), convierte una comida en una experiencia sensorial.

Mas La Plana, un vino tinto ideal para maridarlo con platos como el asado