Maridajes para el buen tiempo: un vino para cada momento
Por Laura Conde, periodista
Llega el buen tiempo y la agenda se llena de aperitivos entre amigos, largas sobremesas frente al mar, afterworks improvisados y otros encuentros. Los días se alargan, la vida social se multiplica y las cartas de bares y restaurantes ofrecen una gran cantidad de opciones para maridar con cada plato, momento y lugar. Para todos aquellos que se paralizan ante una carta de vinos extensa y en ocasiones difícil de descifrar, aquí va una pequeña guía para saber cuál escoger en cada momento.
Un grupo de amigos disfrutando de Malpastor en una terraza.
Una paella al fresco
Los fans de los arroces seguramente hayan inaugurado ya la temporada de paellas al aire libre, en muchas ocasiones con vistas al mar. Dado que normalmente los arroces se comparten entre muchos y hay que buscar vinos de consenso, lo mejor es apostar por opciones sencillas para todos los gustos. Una paella de marisco maridará de maravilla con un blanco fresco joven de buena acidez, como la Sauvignon Blanc, Albariño o Riesling, con intensos sabores de fruta y siempre sin barrica. Si la paella es mixta, sí podemos ir un paso más allá y decantarnos por un blanco con algo de barrica que aporte cuerpo y matices (una Chardonnay, por ejemplo, puede ser perfecta, aunque tambén una Garnacha expresiva y robusta). También los rosados con buena acidez son perfectos para maridar con una paella, ya que su toque goloso será un buen contraste con el toque salino del arroz. ¿La mesa ha escogido arroz negro? Una Gewürsztraminer de acidez moderada e intensos sabores frutales contrastará con la explosión de sabores del arroz (y más si lleva alioli).
Celeste Rosé es el acompañante perfecto para este momento y con paella, ya que su toque goloso será un buen contraste con el toque salino del arroz.
Un paréntesis a media tarde
Nos sentamos en una terraza a media tarde y el cuerpo nos pide una copa de vino. Un rosado goloso suele ser perfecto, ya que ese toque de gominolas funciona como el estímulo perfecto del cerebro al final del día. También es un buen momento para apostar por un espumoso, desde un divertido Prosecco hasta un cava Brut de burbuja fina con un toque de frutos secos (que tan bien maridará con el bowl de nueces, almendras y cacahuetes que suelen servir de acompañamiento).
Celeste Rosé, el vino rosado de Pago del Cielo se presenta como la elección ideal para disfrutar de una pausa vespertina en la terraza, bajo el abrazo del buen clima.
Pese a que no solemos relacionar los tintos con las calurosas tardes de verano, siempre hay opciones. Lo ideal es buscar vinos jóvenes sin crianza o con crianzas cortas, con una buena presencia de fruta, una acidez equilibrada y un grado alcohólico discreto. Una Pinot Noir o una Merlot, con sus taninos moderados y su carácter frutal y ligero, son siempre perfectas. Además, en el caso de los tintos jóvenes podemos pedir que nos los sirvan a una temperatura algo más baja de lo habitual (generalmente, este tipo de vinos se consumen a entre 13 ºC y 18ºC, así que podemos optar sin problema por la parte baja de la horquilla).
Sobremesas que se alargan
El clásico destilado de las sobremesas puede cambiarse sin problemas por algún vino dulce, que consumiremos bien fresco (entre 6ºC y 8ºC). Desde un Oporto a un Moscatell o un Pedro Ximenez, nada mejor que arrancar con ellos ya en los postres y seguir durante la sobremesa. Cuidado, porque su graduación es alta (de 15 a18ºC) y son golosos a rabiar, de manera que hay que tomarlos con tino.
Una barbacoa
Llega la temporada de barbacoas y conviene abrir al menos un par de botellas para saciar todos los paladares. Como la cosa suele ir de carnes –algunas de ellas con grasa– nada mejor que un tinto con algo de crianza y cierta astringencia que aportan los taninos. Un Syrah, un Tempranillo o una Garnacha son buenas opciones. Los amantes de las barbacoas de verdura pueden escoger algún blanco suave, como un Pinot Gris o un Verdejo joven y fresco. Si la cosa va de pescados, una exultante Garnacha blanca bien estructurada será perfecta para maridar no solo con el pescado, sino con todos los platos, desde los entrantes hasta llegar a los postres.
Malpastor es un vino elaborado con tempranillo, el acompañante perfecto para este momento de barbacoa con los tuyos.
Una cena fría
El verano es una época en la que se empieza quedando a media tarde en casa de algún amigo con terraza y se acaba improvisando una cena fría a base de quesos, ensaladas y embutidos. Una Mencía joven puede funcionar de maravilla con una cecina de León, mientras que el Syrah, con sus notas de especias y regaliz, se lleva a la perfección con una tabla de quesos. Una ensalada caprese marida con un rosado seco, moderadamente afrutado, y si tenemos la suerte de que en esa cena improvisada alguien saca mariscos y pescados crudos, nada mejor que un buen cava Brut Nature para aportar voluptuosidad a la noche. Si hay ahumados, como el salmón, una Chardonnay los complementará a la perfección.