MARIDANDO EN VERANO

Hace calor, nuestras apetencias culinarias estivales transitan por un mar casi infinito de ensaladas; sopas frías, gazpachos y salmorejos; ceviches y carpaccios, etc. Siempre ganando tiempo al tiempo y evitando las invernales digestiones pesadas. Comer ligero, pero comer bien.

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Mediodía de verano en la terraza en el Jardín Restaurante El Celleret, en Pacs del Penedès. Propiedad de Familia Torres.

Mediodía de verano en la terraza en el Jardín Restaurante El Celleret, en Pacs del Penedès. Propiedad de Familia Torres.

De los primeros alimentos que nos vienen a la cabeza en esta época, los frutos del mar en crudo, sin demasiada intervención en cocina. Las ostras vivas, regadas con unas gotitas cítricas, agradecen la frescura de un espumoso de buena acidez. Aunque la gama de posibilidades se amplía si pensamos en un vino blanco seco, que no sea aromático en exceso, con el fin de no enmascarar los sabores. En el Penedès, debido a su proximidad con la costa, la tendencia de acompañarlas con xarel·lo ha resultado ser un maridaje de éxito seguro. Vinyarets blanco, por supuesto.

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El maridaje perfecto, Vinyarets blanco acompañado de un plato perfecto para verano.

El maridaje perfecto, Vinyarets blanco acompañado de un plato perfecto para verano.

A la par, bajo el mismo perfil de vinos, encontraremos acomodo para acompañar mariscos cocidos y servidos fríos; véase gambas, langostinos o almejas. Albariños, como Pazo das Bruxas y verdejos, como Celeste Verdejo, serán una apuesta segura.

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Celeste Verdejo, en un atardecer de verano, en la terraza en el Jardín Restaurante El Celleret, en Pacs del Penedès.

Celeste Verdejo, en un atardecer de verano, en la terraza en el Jardín Restaurante El Celleret, en Pacs del Penedès.

Si hablamos de las piezas de marisco de más volumen, más carnosas, como la langosta o el bogavante, una ensalada con una vinagreta de frutos secos será el acompañante perfecto. Acompañado con un chardonnay con crianza en roble. Aquí la apuesta de Familia Torres se asienta en Sons de Prades.

En la búsqueda del frescor total, las reinas son las sopas y cremas frías (o semi frías). En clave nacional, salmorejos, gazpachos y ajo blancos son, a priori, de difícil maridaje debido a los complicados y ácidos ingredientes que implican. Del mismo modo y trascendiendo las fronteras, la Tarator con yogur, eneldo y pepino búlgara o la crema fría de calabaza y naranja de Marruecos apetecen y mucho. Verdejos, espumosos y en especial, el verdor seductor de un sauvignon blanc bien frío como Fransola se erigen en ganadores. Pero si atendemos a esa templanza de la vichysousse, un chardonnay revestirá esa cremosidad de ese “algo más” que nos acaricia el paladar.

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Fransola acompañando una esqueixada de bacalao con tomate, cebolla y oliva.

Fransola acompañando una esqueixada de bacalao con tomate, cebolla y oliva.

Por supuesto, no debemos dejar de lado los vinos tintos. En esta ocasión, pondremos toda nuestra atención en vinos tintos ligeros y de buena acidez, con intensidad frutal y con los taninos justos. Esta clase de tintos admite un servicio a menor temperatura sin perder su personalidad y nos permitirían, por ejemplo, acompañar una ensalada con piezas de carne de ternera confitada y vinagreta agridulce de frutos rojos. Vinyarets tinto o el flamante Secret del Priorat son dos opciones que supondrán el cenit en esa búsqueda del placer total.

Y hasta aquí esta breve guía para estimular la imaginación y la curiosidad, para maridar platos típicos de verano con vinos de Familia Torres. ¡Salud!

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Tarde de verano en la bodega de Pacs del Penedès, propiedad de Familia Torres.

Tarde de verano en la bodega de Pacs del Penedès, propiedad de Familia Torres.