El martín pescador se queda sin agua

05 Abril 2022

La afición por la ornitología de campo, la observación de las aves silvestres en libertad es uno de los entretenimientos favoritos entre los amantes de la naturaleza. Y una de las especies que despiertan mayor interés entre los aficionados es el martín pescador: considerado como una de las aves más bellas de la fauna europea.

De tamaño medio y formas achatadas, su brillante plumaje muestra una amplia variedad de tonos azules en el dorso: desde el azul metálico de la espalda, casi eléctrico, hasta el color turquesa de las alas y la combinación de ambos en las bigoteras y la parte superior de la cabeza. Todo ello combinado con su vientre de vivo color anaranjado y el blanco níveo que luce en la garganta y a ambos lados de la nuca.

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Ejemplar de martín pescador en una rama de un árbol. Fotografía de: Ana Mínguez

Ejemplar de martín pescador en una rama de un árbol. Fotografía de: Ana Mínguez

La cabeza es ovalada, muy estrecha y alta, en la que destaca sobremanera su espectacular pico en forma de arpón: un arpón que es en verdad uno de los estiletes más afilados del reino animal. Las alas son pequeñas y muy cortas, como la cola, casi inexistente. De igual modo, posado en la rama, parece que no tenga patas; escondidas en el anaranjado plumaje del vientre, apenas se distinguen unos dedos finos de color rojo como ramitas de coral.

Se trata de una de las aves mejor adaptadas para la pesca en el río. Desde su posadero sobre el cauce, generalmente una rama de árbol o incluso la barandilla de un puente, gracias a su aguda visión y a su potente pico logra capturar a los peces con enorme precisión, lanzándose en picado contra la lámina de agua, con las alas pegadas al cuerpo, como un auténtico proyectil alado. Tras atraparlo regresa de nuevo al posadero para sacudirlo con la cabeza y engullirlo siempre a favor de escamas, pues de lo contrario se ahogaría.

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Ejemplar de martín pescador en una rama de un árbol. Fotografía de: Ana Mínguez

Ejemplar de martín pescador en una rama de un árbol. Fotografía de: Ana Mínguez

Asociado a los cauces y las masas de agua de todos los tamaños, suele habitar en ríos, arroyos, estanques, marismas y embalses. Aunque también puede instalarse en la costa: en playas, acantilados y hasta puertos. Cría en cortados fluviales ricos en vegetación, de aguas limpias y con abundancia de peces, depositando sus huevos en profundos túneles excavados en las paredes del río.

En España se haya ampliamente distribuido, no presentando hasta el momento ningún problema de conservación. La población se multiplica en invierno, especialmente cuando éste es muy frío, con la llegada de ejemplares procedentes del norte de Europa, donde las bajas temperaturas acaban por cubrir de hielo las masas de agua, impidiendo así su forma de obtener alimento.

Sin embargo, pese a resultar todavía común en los espacios fluviales y las zonas húmedas del norte peninsular, la contaminación de los ríos, la canalización artificial de sus cauces y la desecación de lagunas y estanques, así como las periódicas sequías, cada vez más severas y recurrentes como consecuencia del cambio climático, lo están poniendo en peligro, especialmente en el sur de España, donde los últimos censos llevados a cabo por los ornitólogos señalan un lenta pero incesante caída de sus poblaciones.

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Martín pescador en una rama de un árbol en un atardecer. Fotografía de: Ana Mínguez

Martín pescador en una rama de un árbol en un atardecer. Fotografía de: Ana Mínguez

Los científicos que estudian la evolución del cambio climático perciben el retroceso de esta especie y de las aves acuáticas en general, como un bioindicador de las alteraciones que el calentamiento global está provocando en los ecosistemas. Y es que, a medida que la desertización avance y las sequías se sucedan, los habitantes de los ríos y humedales, como el bello martín pescador, irán desapareciendo de nuestros paisajes.