Vinos y barbacoas

La reputación holandesa para la frugalidad como consumidores es una extensión de nuestra antigua reputación como duros negociantes y comerciantes. Debido a esta reputación, los holandeses tendemos a comprar cosas fuera de temporada: Hablo de postales de navidad en enero, huevos de pascua en mayo y crema solar en noviembre (los primeros rayos de sol en Holanda no aparecerán hasta mayo). Bajo esta tradición tan nuestra, compré mi barbacoa Weber hace un par de años… en diciembre – cuando la encontré de oferta a mitad de precio-.
Estaba harto del carbón (no tengo paciencia para ello) e invertí en un aparato profesional que funcionara a gas. Un armatoste que puede parecer un cruce entre un vehículo acorazado y un ataúd…
Desde entonces, las barbacoas se han convertido en un juego de niños:
Filetes, pescado, verduras, pan; de todo y varios días a la semana… en verano o en invierno. Una de las múltiples ventajas de mi nueva barbacoa de jardín es que se acabaron los olores a pescado dentro de casa y ahora, además, puedo dedicar más tiempo a la elección del vino.
De este modo, he experimentado mucho durante el último año tratando de encontrar el vino ideal para las barbacoas. He probado diferentes variedades y vinos de casi todos los países imaginables, desde el Viejo al Nuevo mundo… incluso de remotos países como Bolivia. Echando la vista atrás, no puedo afirmar que exista “EL” vino perfecto – ¿cómo puede existir con la creciente cantidad de ingredientes en la parrilla?- quiero decir que, hace diez años los holandeses solo poníamos en la parrilla salsichas y chuletas… hoy, dan vida a nuestras barbacoas toda clase de alimentos: cangrejos, pavo, atún, cordero, calamares, maíz y calabacín, aparte de baguettes, patatas e incluso piña.
Bien, dicho esto, para mí existen dos estilos de vino que se acercan bastante al maridaje perfecto para las barbacoas: El rosado y los tintos con madera.
En cuanto al primero, me gusta el vino como mi carne: rosado. Especialmente los afrutados de buena concentración, como son los rosados de España y el Nuevo mundo. Su intensidad frutal funciona muy bien con carnes y pescados así como con las salsas que los acompañan. Además, existen hoy la mayor cantidad de estilos de rosados disponibles de la historia: diferentes variedades, países y técnicas de vinificación.
Respecto a los tintos con madera, estoy a favor de un carácter tostado reconocible en el vino para combinar con mi comida a la parrilla. Así lo han demostrado mis experimentos.
Con ciervo, gacela o avestruz, prefiero garnachas y monastrells procedentes de España (de gran cuerpo). Malbecs argentinos, syrahs de Barossa y Pinotages de la zona del Cabo en Suráfrica, también funcionan de maravilla.
Para mis barbacoas más “light” prefiero los Spätburgunders alemanes, los pinots de Casablanca y los tintos austriacos -(Zweigelt, Sankt Laurent y Blaufränkisch)- siempre y cuando tengan presencia de madera.
Para vosotros he seleccionado mis dos Torres favoritos para acompañar a mi parrilla: De Casta Rosado y Gran Coronas
Y los precios a los que están ofertados en Holanda me permiten gastar más en otras cosas… más carne y porque no, una nueva barbacoa.
Por supuesto, fuera de temporada...