Plantas aromáticas: paseos perfumados que curan

14 Mayo 2024
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Por Jose Luis Gallego. Divulgador ambiental (@ecogallego)

 
Las secuencias olfativas que disfrutamos durante los paseos primaverales por el campo componen otro tipo paisaje, mucho más íntimo y personal que el paisaje visual. Una percepción sensorial que, en el caso del campo mediterráneo y muy especialmente en el mes de mayo, cuando el entorno nos traslada el agradable perfume las plantas aromáticas, acaba por vincularnos de una manera mucho más personal con la tierra. 

De ese modo, la combinación del suave aroma de las diferentes especies de lavanda, la inconfundible fragancia del romero o la elegante esencia del tomillo, nos recuerdan, incluso antes que la mirada, que estamos en plena naturaleza. 

Una de las lavandas más fragantes y comunes en el campo mediterráneo es el espliego, al que los botánicos clasifican con el nombre científico de Lavandula spica. Esta especie forma un pequeño arbusto muy ramificado, con hojas lanceoladas y finas, de unos cuatro centímetros y de un color verde claro, blanquecino al brotar. Los tallos de las espigas donde se pintan las flores, de un elegante color violeta, sobresalen en altura para quedarse como varillas desnudas cuando éstas se secan, lo que le da un aspecto marchito y deshilachado a la planta, que aun así resulta muy fragante. 

lavanda


Ejemplar de una lavanda.

El espliego crece en suelos pedregosos, resecos y bien soleados, por lo que resulta abundante incluso en los páramos y las estepas más áridas. Respecto a sus propiedades medicinales el espliego viene siendo utilizado desde antiguo para tratar dolencias de las articulaciones y aliviar el dolor producido por pequeñas torceduras y golpes. Se puede preparar un tónico natural macerando veinte gramos de hojas y flores en un litro de alcohol durante tres días para hacer friegas suaves sobre la zona afectada.

Otra de las plantas aromáticas más comunes es el romero (Rosmarinus officinalis), cuyo aroma es para muchos el perfume más característico del monte mediterráneo. Este arbusto perennifolio y leñoso puede llegar a hacerse muy alto, dependiendo de las características del suelo, la abundancia de nutrientes y la humedad. Las hojas son como cortas acículas de pino, muy duras y enganchadas al tallo de manera individual y uniforme. Son de color verde por el haz y blancas por el envés. Las flores crecen durante todo el año, aunque de manera más señalada en primavera, y aparecen pegadas a las ramillas y entre las hojas. Son de un delicado color azul claro, violetas o rosadas. 

Ejemplar de romero con una abeja encima.
Ejemplar de romero con una abeja encima. 

Aunque prefiere los terrenos calcáreos, el romero se adapta a todo tipo de suelos y condiciones y crece por todas partes, por lo que es un compañero habitual en nuestros paseos por campos y bosques. Muy utilizado por la medicina natural, el alcohol de romero es un reconocido diurético, antirreumático, tonificante, carminativo y antiséptico. La infusión de un puñado de hojas de romero en agua hirviendo durante cuatro minutos facilita la digestión y contribuye a aliviar los problemas hepáticos y biliares. 

Junto al agradable aroma del espliego y el romero, no existe mejor recompensa olfativa en nuestros paseos por el campo que la que sentimos al acariciar una mata de tomillo (Timus vulgaris) y aspirarnos las manos. Esa delicada fragancia, imposible de sintetizar, es otra de las notas más características del perfume del Mediterráneo.  

Ejemplar de una mata de tomillo
Ejemplar de una mata de tomillo.

Planta rastrera, muy alborotada y deshilachada, el tomillo aparece a menudo enmarañado con el resto de matorral en el monte bajo, resultando común en los ribazos de las pinedas y en las laderas soleadas de terreno arcilloso o calcáreo. Finamente ramificada, forma tallos estrechos y flexibles pero muy duros, difíciles de arrancar, por lo que al intentarlo acostumbra a saltar la mata entera.

Sus minúsculas hojas forman densos ramilletes. Las flores, también muy pequeñas, son de color rosado o violeta, aparecen en primavera y despiden un aroma intenso y muy penetrante que se esparce por el campo como un aromatizante natural. 

Muy utilizado en fitoterapia, el tomillo es un potente antiséptico que favorece la circulación sanguínea y actúa como un excelente digestivo y estimulador del sistema nervioso. En muchas regiones se toman sopas de tomillo con huevo y pan, un plato tradicional que, además de resultar delicioso y muy nutritivo, ayuda a prevenir y aliviar los resfriados.