La gran reina del bosque mediterráneo

29 Marzo 2023
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Por Jose Luis Gallego. Divulgador ambiental (@ecogallego)
 

La silueta del águila imperial ibérica, una de las rapaces más amenazadas del planeta, vuelve a sobrevolar los territorios de los que había desaparecido hace años. El gran trabajo llevado a cabo por científicos, conservacionistas y administraciones, con la imprescindible colaboración del mundo rural, ha dado sus frutos y ha evitado la desaparición de esta bella rapaz, que estuvo gravemente amenazada de extinción a finales de la década de los setenta del pasado siglo.    

Esta rapaz diurna, a la que los científicos clasifican con el nombre latino de Aquila adalberti, es una especie endémica de la península ibérica, es decir, exclusiva de España y Portugal. Se trata de un ave de gran tamaño, de complexión fuerte, aspecto compacto y poderosamente equipada para la caza. Mide alrededor de 80 centímetros de longitud y puede superar los dos metros de envergadura, que es la distancia que hace de punta a punta de ala cuando está en vuelo. El macho ronda los dos kilos y medio de peso, mientras que la hembra, mucho mayor, puede llegar a rozar los cuatro kilos. 

El color de su plumaje cambia según la edad, variando del elegante marrón oscuro, con la nuca de color crema y los característicos hombros blancos, que lucen los adultos, a otro mucho menos regular, de tonos entre crema y pardo rojizo, que exhiben los jóvenes durante la época de desarrollo. 

 

Aguila Imperial
Ejemplar de águila imperial. Fotografía de: Ana Mínguez

 

La silueta de vuelo es igualmente poderosa. Cuando la ves sobrevolar su territorio sabes al momento que se trata de ella. Sus alas largas y estrechas, en las que destacan las plumas remeras, situadas en los extremos de las alas y que aparecen separadas como largos dedos, y su cola rectangular y corta, en abanico en el caso de los jóvenes, no dejan lugar a dudas. Podría llegar a confundirse con un águila real, es cierto, pero el territorio determina a la especie, y en este caso la ubicación de su área de cría y de campeo elimina esa posibilidad.

Poco amante de las cumbres, al contrario que la real, se trata de una rapaz exclusivamente forestal que habita preferentemente zonas arboladas de llanura, con abundancia de matorral mediterráneo y manchas de pradera. Encinares y alcornocales en forma de dehesa, pinedas de las serranías bajas y vallejos con robledales abiertos salpicados de bosques de ribera. 

El águila imperial es una rapaz sedentaria que puede realizar largos desplazamientos fuera de la época de cría en busca de zonas con mayor abundancia de alimento, básicamente conejo. El período de celo se inicia a finales de diciembre y concluye en febrero. Para finales de febrero la hembra ya ha realizado las puestas, que generalmente suelen ser de dos huevos. Los pollos permanecen en el nido de abril a junio. Durante el verano tiene lugar el período de aprendizaje y si todo va bien en octubre empiezan a dispersarse lejos del territorio de los padres, que permanecerán unidos durante toda la vida. 

 

Aguila Imperial
Águila imperial. Fotografía de: Ana Mínguez

 

 

La base en la alimentación del águila imperial, como en tantos otros predadores del bosque mediterráneo, por ejemplo, el lince ibérico, con quien comparte territorio, es el conejo de monte. El pequeño lagomorfo representa más de la mitad de las capturas diarias, por lo que su presencia determina en gran medida la de la propia rapaz. 

Además de conejos, las águilas imperiales completan su dieta con otra larga lista de vertebrados de todo tamaño. Aves como palomas y tórtolas, perdices, anátidas, cornejas, incluso otras rapaces, como milanos y cernícalos. Anfibios y reptiles. Mamíferos de todos los niveles de la cadena trófica, desde pequeños roedores hasta liebres, zorros, tejones y gatos monteses, incluso corzos y crías de ciervo o de jabalí. Se han dado casos de ataque a lobatos y crías de lince. En circunstancias de escasez puede convertirse en carroñera.

Su mapa de distribución ocupa puntos muy concretos y bien delimitados del cuadrante suroeste de la península ibérica, básicamente de las comunidades de Madrid, Castilla- La Mancha, Castilla y León, Andalucía y Extremadura, adentrándose desde esta última ligeramente en la zona central del este de Portugal donde mantiene una pequeña zona de cría. 

Como señalaba al principio, tras superar una fase de grave amenaza en la que se llegaron a contra menos de un centenar de parejas, debido básicamente al uso indiscriminado de veneno en el campo, la destrucción de sus hábitats, los tendidos eléctricos y la caza furtiva, actualmente la población de águila imperial ibérica supera las quinientas parejas reproductoras. 

Buena parte de este éxito se debe a la labor coordinada de científicos, conservacionistas y administraciones, y muy especialmente a las ayudas europeas a través del programa Life para la conservación de la naturaleza. El águila imperial ibérica es una especie incluida en el Libro Rojo de las aves de España, donde sigue apareciendo con la categoría de “En peligro”, y rigurosamente protegida por la ley.