El inquietante mensaje del Ártico

Por Jose Luis Gallego. Divulgador ambiental (@ecogallego)
A medida que la crisis climática avanza, y mientras seamos incapaces de alcanzar un gran acuerdo para detener la quema de combustibles fósiles a escala global y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sus consecuencias también se aceleran. Y una de las más inquietantes es la pérdida de las grandes masas de hielo del planeta regulando su clima.
Según un nuevo estudio elaborado por un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado, en EE. UU., y la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, el deshielo del Ártico se está acelerando a un ritmo sin precedentes como consecuencia del cambio climático.
Según este riguroso informe, publicado en la revista científica Nature a finales de año, el primer episodio estacional de deshielo total del Ártico podría ocurrir mucho antes de lo previsto, en 2027. Ello provocaría graves alteraciones en los patrones meteorológicos del planeta, amenazando incluso la circulación de la corriente termohalina, más conocida como Corriente del Golfo (Gulf Stream), que modula y regula el clima en nuestras latitudes.

Imagen del Ártico
Esta famosa corriente oceánica se inicia en las aguas templadas del Golfo de México y sube hacia el norte por el Estrecho de Florida, resiguiendo la costa este de los Estados Unidos, hasta alcanzar el Cabo de Hateras e iniciar su singladura rumbo a Europa, como si fuera un inmenso río de agua templada surcando la superficie del Atlántico.
Con una velocidad que supera el metro por segundo, al llegar a nuestro continente, la corriente se divide en dos: una sube en perpendicular dirección a Islandia, hacia el Ártico, y otra sigue recto hasta plantarse ante las costas de Portugal, España y Francia. Después, tras haber recorrido miles de kilómetros, la corriente se une de nuevo y, al entrar en contacto con las aguas heladas del Ártico, se hunde y gira sobre sí misma para volver al Caribe e iniciar de nuevo el recorrido en sentido inverso, dando forma así a una gigantesca polea termal.

Fotografía aérea del Ártico
Pero esa polea de agua templada, esa enorme cadena que gira constantemente caracterizando y modulando nuestro clima, podría pararse si las aguas del Atlántico Norte se volvieran más dulces y calientes como consecuencia del deshilo del Ártico, lo que impediría que la punta de la corriente se hundiera para girar sobre sí misma.
Por todo ello ésta es una de las consecuencias del incremento y aceleración del deshielo del Ártico que más preocupa a los científicos, pues provocaría una extraordinaria aportación de agua dulce al Atlántico Norte. Una aportación que acabaría reduciendo su salinidad y aumentando su temperatura, amenazando el sensible equilibrio que permite la circulación de esta corriente hasta el punto de que podría llegar a colapsar.
Según los científicos que siguen la evolución de este fenómeno asociado al cambio climático, si eso llegase a ocurrir, si la Corriente del Golfo se detuviera se daría un rápido enfriamiento de las temperaturas medias en España y el resto de Europa que algunos modelos se atreven a situar entre los diez y los quince grados por debajo de las temperaturas medias actuales. Algo que, aunque no de manera tan acusada, ya ha ocurrido en la historia de nuestro continente.

Paisaje del Ártico
Según las crónicas climáticas entre el siglo XV y el XVII tuvo lugar lo que los climatólogos denominan la pequeña edad de hielo europea. En aquella época la ralentización de la corriente termohalina sumió al continente bajo una ola de frío muy intensa y duradera. En el invierno de 1728, por ejemplo, estuvo nevando de manera intensa durante más de un mes en la isla de Mallorca, hasta el punto de que la bahía de Palma se llegó a congelar.
Según este estudio, a medida que el calentamiento global avanza debido al constante incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, el deshielo marino del Ártico se acelera igualmente, fundiéndose a una velocidad sin precedentes. Una velocidad que está superando la proporción del 12% de pérdida de hielo por década que se venía registrando hasta ahora. Debido a ello, tal y como alertan los investigadores del estudio, podríamos llegar a ver la foto puntual de un Ártico sin hielo marino (insisto, no de forma permanente) en menos de tres años.
No obstante, el equipo de investigadores que ha realizado este estudio, para el que se han atendido miles de registros y se han elaborado centenares de simulaciones, señala en su informe que, si fuéramos capaces de alcanzar un gran acuerdo internacional para el abandono inmediato de las energías fósiles y lográsemos con ello una drástica reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, aún estaríamos a tiempo de detener el deshielo del Ártico y evitar sus inquietantes consecuencias.