CÓMO DISFRUTAR DEL VINO SIN SER UN EXPERTO

Consejos y conocimientos para iniciarse en el mundo del vino
Durante su viaje, el vino nos cuenta una historia, nos describe su origen, nos apunta detalles de su elaboración, de su evolución; y nos regala su alma varietal, para desde nuestros sentidos [re]interpretarlo, descifrarlo, entenderlo, disfrutar de él y albergarlo en nuestro archivo sensorial por siempre.
1. Descifrando la Etiqueta para la Elección Correcta
- Llamativas o sobrias, elegantes, clásicas o rompedoras; más allá del factor estético, saber interpretar la información que aparece en la etiqueta; leer entre líneas, nos puede resultar de lo más útil a la hora de elegir un vino acorde con nuestros gustos enológicos.
El origen, la añada, las variedades y el paso (o no) por roble nos dicen mucho más de lo que imaginas. Una certera lectura e interpretación de estos parámetros afinarán tu elección y evitarás sorpresas desagradables.

Etiqueta del vino Clos Ancestral Blanco, de la DO Penedès
El Origen
- El mundo vino, debido a su envergadura, necesita de una gran división para empezar a comprender sus particularidades. De ahí que la primera pista referente al origen nos la del clima y su relación con la madurez del fruto:
Vinos de Climas Cálidos Vs Vinos de Climas Fríos. La Diferencia Importa.
- Las regiones de clima cálido tienden a ser más estables en su temperatura media anual. De este modo, el progresivo descenso de las temperaturas ocurrido entre verano y otoño ayuda a la exitosa maduración de la uva, si bien resta parte de la acidez natural de la fruta.
Los climas cálidos producen un fruto de notas maduras y menor acidez. Del mismo modo, las graduaciones tienden a ser elevadas. En boca, la sensación es de amplitud y volumen.
- En lo referente a los climas fríos, es preciso aclarar que, en muchos de estos países, las temperaturas máximas alcanzadas son las mismas que las que padecen los de climas más temperados. Ocurre que el cambio de temperatura en época de vendimia se produce de manera mucho más brusca, factor decisorio en el perfil de aroma y sabor del vino.
El frío conserva un alto nivel de acidez natural de la fruta, lo que otorga a los vinos es sensación tensa y de frescor que los adelgaza.
- La madurez del fruto en el momento de la vendimia también nos aportará información fundamental para conocer el perfil de un vino y saber si se adapta a nuestras necesidades. Pero ¿cómo obtener esta información?
- Términos como “taninos redondos o maduros” suelen hacer referencia a un vino donde la fruta se muestra madura y cálida.
- Asimismo, el término “equilibrado”, nos indica que el vino tiene un marcado perfil fresco de intensa acidez.
Importante: La Añada, Las Variedades y el Tiempo de Crianza
- Partimos de la base de que todo vino que sale al mercado lo hace para ser consumido en breve. No obstante, las particularidades de la añada importan y mucho; ya que pueden aportar matices propios de una plena madurez a una región fría y viceversa; una región cálida puede haber sufrido los estragos de un verano frío y acentuar la acidez del fruto.
Detectaremos añadas de vendimias tempranas cuando la acidez mande en el conjunto del vino. De modo opuesto, cuando el fruto regala notas de intensa calidez, estaremos ante una completa maduración de la uva.
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Como vemos, la relación clima-madurez se nos antoja de nuevo esencial para comprender a un vino. No obstante, los efectos del cambio climático amenazan con profundizar la brecha que provoca la inconsistencia entre añadas.
Las Variedades
- Al igual que la fruta, las habrá que de manera inherente os gusten más o menos. Pero, como hemos visto anteriormente, una misma variedad puede ofrecer matices muy diferente en función de su origen, de modo que atentos.
A modo de ejemplo, un riesling centroeuropeo de zonas frías como Austria o Alemania nos regalará una acidez excelsa, elegante y frescor frutal de recuerdos cítricos y verdes.

Racimos de la variedad riesling (DO Penedès)
- La misma variedad en el Penedès, como Waltraud de Familia Torres, abandonará lo paradigmático de lo varietal para ofrecer notas de fruta madura y una untuosidad glicérica derivada de la graduación, propia de climas más cálidos.
Edad, Crianza y Evolución del Vino
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Entendiendo que no todas las variedades muestran el mismo potencial para el envejecimiento en madera tenemos mucho recorrido ganado. A partir de ahí vuestras preferencias organolépticas mandan.
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Si gustáis del frescor frugal de la fruta en los vinos tintos debéis evitar largas crianzas, ya que la madera disfraza la verdadera expresión varietal.
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De lo contrario, si buscáis cierta complejidad y matices, una crianza parcial (de 3 a 8 meses) aportará complejas notas de vainilla, tabaco y café; suavizarán los taninos y ayudarán en la coloración y estabilización del vino.
Así, en su juventud se muestra impetuoso y atrevido; enérgico y desvestido de experiencia; vivaz y eléctrico. Es cuando el vino reposa y evoluciona en un halo de silencio y roble cuando nos ofrece su versión madura y equilibrada. La fruta encarna a la dimensión más jovial del vino, mientras que las notas de crianza vestidas de especies y calor nos regalan la experiencia y cierto disfrute reflexivo. Tras alcanzar su cenit, el vino entra en declive. Inevitable, está en sus manos y su alma envejecer con elegancia y perpetuidad. Dejar huella.

Barricas de reposo del vino en la bodega Waltraud (DO Penedès)
2. De Cómo Servir; Catar un Vino y la Importancia del Oxígeno
- De cómo servimos el vino, sea desde la botella o bien, un decantador, así como la forma, tamaño y grosor de la copa dependerá el potencial expresivo del vino y su evolución, modificando nuestra percepción sensorial del mismo. De ahí, la existencia de diferentes tipos de copa que nos dejarán diferentes improntas gustativas a medida que la inevitable interacción entre el vino y el oxígeno sucede.
- Atendiendo, a modo de referencia tangible, a una de las últimas novedades más notables en el porfolio de Familia Torres, Secret del Priorat, pasemos a desarrollar el objeto de este artículo:
“Color cereza, profundo y bien cubierto. Impresionante por su intensidad frutal (arándanos, bayas negras de bosque) con notas especiadas de pimienta negra y un noble matiz mineral que es muy propio de su terruño. En boca es sabroso, rico y complejo, dotado de un tanino aterciopelado y carnoso, tan maduro que deja un rastro aromático que recuerda a los higos secos y a los dátiles. Vino poderoso, largo y con personalidad.”
- Para comprender y apreciar el desarrollo organolétptico de las notas descritas del vino, éstas necesitan de su correcta evolución, no solo durante su elaboración y posterior crianza; también en la copa, una vez servido.
- De modo que, cuando Secret del Priorat se vierte en la copa, sucede una suerte de acto segundo del vino en su íntima relación con el oxígeno presente en el ambiente, partener de vida. Éste activa y modifica los aromas cuando se disuelve en el vino, llegando a su cenit cuando en la copa se alcanza un equilibrio entre lo gaseoso y lo líquido; en el que la presión ejercida sobre la copa es proporcional a sus niveles de concentración en el vino.
- Referente a cómo servimos el vino: Si lo hacemos de la botella a la copa asimila el oxígeno de manera más lenta y progresiva que el procedente de un decantador. Así, capa a capa, se desvelan las sutiles notas maduras de la crianza, a ritmos distintos, siempre en busca del equilibrio y el complejo ‘todo’ que orbita sobre nuestro sentido del olfato.
De la Temperatura de Servicio
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Aquí es básico destacar que ésta también incide en la relación entre vino y oxígeno, ya que en función de esta puede variar la volatilidad de los aromas.
¿Por qué se incide siempre en la temperatura exacta? Un vino excesivamente frío no nos dejará disfrutar de sus cualidades -apagará su sabor y aroma- y uno excesivamente caliente lo único que nos dejará apreciar es el alcohol.
- Por ello es importante atender a las recomendaciones que figuran en las etiquetas -entre 14 y 16ªC para Secret del Priorat-. De lo contrario, exponemos al vino a dos potenciales problemas: Un exceso de frío anulará cualquier aroma interesante, mientras que el calor en demasía hará de nuestro vino algo muy efímero y de desagradable sensación alcohólica, perdiendo por el camino cualquier atisbo de la expresión y personalidad del vino y de indicios sobre su origen. Su identidad, al fin y al cabo, quedaría difuminada.
La Importancia de la Copa
- En lo referente a la forma y capacidad de la copa, vemos como éstas inciden en la percepción y difusión de la expresión aromática del vino. A modo de síntesis, las copas con la boca más cerrada intensifican los aromas, siendo apropiadas para vinos jóvenes y variedades de menor potencial aromático.
Para Secret del Priorat, requeriríamos de una boca media, ni demasiado estrecha ni en exceso amplia; pero sí lo suficiente para facilitar el desarrollo de los aromas ocultos tras la crianza, aromas maduros sublimados en forma de higos secos y dátiles.
- No podemos olvidar que la cantidad del vino servida predispone a modificar la percepción de este: Cuanto mayor sea la carga, mayor será la dificultad de una correcta dirección de los aromas hacia el olfato, al verse privada de recorrido. Del mismo modo, al no permitir rotar la copa, la oxigenación del vino será más lenta, ralentizando así el desarrollo embriagador contenido en la copa.
3. La Cata: Nuestros Sentidos y el Vino
De un lado, la materia, el vino. La verdad irremisible de sus variedades y método de elaboración. De otro, nuestra interpretación de este mediante un nuevo momentum vino donde nuestros sentidos mandan:
Copas en una cata de vinos
Vista
- Ver y mirar. Sabemos que el color del vino y su intensidad nos aportarán pistas sobre su edad y condición. Quizás, ojos expertos puedan ir más allá y apuntar notas sobre la elaboración. Sea como fuere, no es necesario ser un experto catador para contemplar al vino.
Olfato y Gusto
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Indivisibles, no se entiende el uno sin el otro. Nuestra nariz y paladar se ínter relacionan en décimas de segundo para averiguar la verdadera expresión del vino; su origen; la madurez del fruto, el grado de dulzor, etc.
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Para ello, nuestra interpretación será clave: puede que, en un diálogo, la nariz nos relate una historia de fruta fresca; mientras que nuestra lengua asentará en las estanterías de sus laterales una biblioteca de acidez. En la punta de la lengua, alcohol y azúcar se mostrarán altivos o tímidos; y el volumen del vino nos llenará la boca de opulenta fruta o bien, complejas y sutiles notas de crianza.
Por lo que a la clasificación de los aromas del vino se refiere y tratado de forma muy simplificada, se significan tres grandes grupos:
- Aromas primarios: Proceden de la variedad de la uva y aportan esas notas florales y de fruta tan reconocibles que diferencian a una variedad de otra.
- Aromas secundarios: proceden de la elaboración y se adquieren principalmente durante las fermentaciones.
- Aromas terciarios: Son los que se originan durante la crianza, o el también llamado “bouquet”. En él la fruta desarrolla una evolución hacia un recuerdo maduro que suele completarse con notas de madera y/o de lías: vainilla, toffee, panadería, café, especias, etc.
El Tacto: El Vino en Boca
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En la copa y en nuestro paladar, el vino exhibe de excelsa acidez: liviano, delgado, fino y nervioso; o por lo contrario se yergue de grado generoso y estructura musculada, con una arrogante juventud frutal que nos invade.
- Los taninos nos tocan y acarician desde un verdor secante y astringente, o bien de modo amable y dulce; mientras que la texturas cremosas y notas de repostería del abrazo del vino con sus lías nos proporcionan calor y abrigo.
Porque la cultura del vino es casi inabarcable, entender y disfrutar de los tres puntos expuestos puede suponer el punto de partida para descubrir todos los secretos y placeres que el vino nos puede ofrecer, porque son muchos.