NEREA CUENCO

El vínculo entre el vino y la gastronomía se materializa entre fogones y salas de restaurantes que, como templos de adoración hedonista y cultural, proyectan este binomio al mundo. Una expresión sincera que nos representa como sociedad, como territorio. La identidad de la tierra en el plato y en la copa.

Vino, gastronomía y una sana cultura del ocio. La perspectiva vital y profesional de Nerea Cuenco transita, desde su formación universitaria en Sociología del Ocio, por el lado hedonista de la vida.


Licenciada en sociología, trabajó unos años en marketing industrial, pero en poco tiempo se dio cuenta de que toleraba mal la rutina y la monotonía de un despacho. Buscaba algo más creativo, con más peso de las relaciones sociales y donde desarrollar su especialidad universitaria; buscaba, además, una actividad con la que hiciese disfrutar a la gente. Así que…:

‘Me asocié con mi pareja, Jon Lodeiro, que ya era hostelero y un magnífico chef, en 2006, para abrir el Restaurante y Vinoteca Sikera en Barakaldo, Bizkaia.’

La relación de Nerea con el vino, si bien se gesta en su tierna infancia, tiene como punto de inflexión su paso por Francia. ‘Con 24 años me fui un verano a estudiar francés a la Universidad de Burdeos y me impresionó la magnitud de la Facultad de Enología, las vastas extensiones de viñedo y los châteaux de toda la región. Allí tuve mi primer contacto con la metodología de cata’.


La curiosidad precedió al salto profesional. Así, tras la inauguración de Sikera, Nereo formalizó sus estudios en la Escuela de Hostelería de Artxanda, culminándolos en un posgrado, en la Universidad de La Rioja (Experta en Análisis Sensorial del Vino).

‘Me parece maravilloso lo que puede detectar con entrenamiento el paladar humano; no inventaremos nunca una máquina de cata tan compleja.’

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Poco a poco, y de la mano del vino, Sikera ha transformado su esencia con el paso del tiempo.


‘Con los años hemos evolucionado más hacia un restaurante de producto a la carta, con los mismos principios de calidad y honestidad, pero con un servicio y materia prima mejorados. En la barra más bien una vinoteca, y ofrecemos raciones de productos de temporada, de gran calidad’.


Nerea ha trabajado a consciencia la carta de vinos y su relación con la clientela: ‘Quieren una carta seleccionada; no excesivamente larga, sino con un buen filtrado y selección previa. Por supuesto cuenta con marcas y bodegas de renombre, pero también bodegas pequeñas y referencias menos comerciales.’


¿El secreto? Nerea confiesa que las cerca de 150 referencias en bodega son de su particular elección. ‘Vinos que compartiría en buena compañía’.


Entre ellos, vinos de Familia Torres no faltan. Tampoco vinos de las bodegas hermanas de Chile y California. Un descubrimiento para muchos, que gana adeptos día a día; ‘tenemos una clientela fija y muy fiel a sus elaboraciones’.

‘Además es muy interesante su sensibilización con la agricultura orgánica y ecológica en muchas de sus elaboraciones, así como la aptitud vegana en algunas de ellas’.

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Nerea acentúa en el esfuerzo que va más allá de la mera elaboración; unos valores que, por compartidos, hace suyos:



‘Destacaría también el trabajo de micro elaboraciones y micro vinificaciones, en el enorme esfuerzo por recuperar variedades casi-extinguidas; una actividad con tanto valor que lo pongo en conocimiento de mi clientela cada vez que puedo.’


Un valor añadido, intangible, emocional, que cimenta nuestra relación con Sikera y sus habituales, y que sella nuestra relación con vinos de gran personalidad y estilo propio: ‘¡Enhorabuena!’


¡A vosotros, Nerea!