MASTERS OF WINE (II)

Formado entre Madrid y Alemania, Andreas Kubach iba para gestor de grandes compañías. Su primer y casual trabajo en una bodega significaría un punto de inflexión en su vida.
“Acepté el trabajo, básicamente porque me daban mucha más responsabilidad y autonomía de lo que hubiera sido posible en la industria del automóvil o la consultoría. Afortunadamente, elegí el vino y tuve grandes mentores que me permitieron, no sólo aprender a gestionar bodegas, sino también a elaborar y vender vinos.”
Y por supuesto, ya no hubo vuelta atrás…
“La pasión surge cuando te das cuenta de todo lo que hay detrás de una botella de vino; ser capaces de embotellar el tiempo y un trocito de su origen. Lo increíble es que tras casi 25 años dedicado al vino, ¡me parece incluso más fascinante que al principio!”
Una transición que Andreas ha sabido equilibrar, no sin esfuerzo, haciendo de su legado profesional y su pasión, su modus vivendi. Los cimientos de una exitosa carrera, colmada ahora por el exigente título de Master of Wine (MW).
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Andreas Kubach, en su intervención durante la última edición de Salón de Gourmets (Madrid)
Kubach reconoce en su experiencia el camino como meta. “Yo me tomé el MW como un camino de aprendizaje y crecimiento personal. Tenía muy claro que existía la posibilidad de estar entre el 90% de estudiantes que nunca llegan a aprobar el examen y decidí que esto no me preocupaba. Esta actitud me hizo aprender más y disfrutar mucho del camino. Pero no negaré que fue duro, sobre todo compaginarlo con un trabajo, que por sí mismo ya exige bastante energía y dedicación.”
“El apoyo de mi familia y de mis compañeros de trabajo fue fundamental. El programa MW, no sólo requiere estudiar, viajar y catar mucho, te obliga a salir de tu zona de confort, aparcar tu ego, conocerte a ti mismo y superar tus limitaciones.”
Incidiendo en su día a día, Andreas trata de repartir su valioso tiempo entre Península Vinicultores (PV) y el programa del que en ocasiones participa como conferenciante y profesor ocasional. “En PV Somos un equipo de viticultores, enólogos y dos MW (el otro es mi socio Sam Harrop) dedicado a gestionar íntegramente viñedos y bodegas, así como elaborar vinos auténticos y sostenibles.”
“Quizás, lo que distinga a un MW es que debe dominar todos los aspectos del arte y la ciencia del vino, desde la viña hasta la copa, con una comprensión sólida de todas las geografías del vino y las distintas disciplinas.”
Cuando la conversación gira en torno a la relación entre vino y gastronomía, al hilo de las ocasionales listas que elabora para buenos amigos, Andreas realiza un sabio diagnóstico: “Soy elaborador de vino, no hago listas, pero en España me parece que tenemos una gran asignatura pendiente con las cartas de vino. La oferta debe integrarse conceptualmente en la propuesta del restaurante, ser dinámica, interesante y contribuir por igual a la experiencia del cliente y a la rentabilidad del negocio. Hay muchas más listas que logran esto en Londres o Nueva York, por ejemplo.”
Siguiendo en el panorama internacional, existen ciertas particularidades que hacen de un MW un excelente embajador para la proyección mundial de los vinos del país. El título le confiere un grado extra de visibilidad y credibilidad. Andreas trabaja estrechamente con muchos de los mejores importadores y distribuidores de vino del mundo, que confían en su criterio a la hora de desarrollar su oferta. “Trato de estar a la altura de esta confianza ampliando la oferta de vinos españoles con vinos auténticos y relevantes, que reflejen la enorme diversidad de nuestro país, a la vez que aporten algo a los consumidores locales.”
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En la pasada edición de Salón de Gourmets (Madrid). De izqda. A dcha.: M. Torres Maczassek (Dir. Gral. de Familia Torres) , Andreas Kubach (MW), Fernando Mora y Sergi Castro)
Del mismo modo, Andreas acepta la responsabilidad del MW en lo que a la comunicación de la cultura del vino se refiere, ya que uno de los objetivos del instituto es promover el conocimiento y la excelencia en la comunidad global del vino.
“Debemos centrarnos en el vino como cultura. Mostrarle al público que el vino es una de las mejores cosas que tiene la vida, una manifestación cultural anclada en un territorio y en una tradición, como la música, el arte, la literatura o la gastronomía. También creo que debemos abandonar la pretensión algo condescendiente de “educar al consumidor”.
Andreas subraya la necesidad de que las bodegas respondan a este ideal de vino, atendiendo a su dimensión cultural y la expresión de su origen, y hacer vinos que merezcan esta interacción más compleja. “Vinos capaces de seducir no solo el paladar, sino también el intelecto y el corazón.”
“La producción no sostenible es intolerable. Dicho de otra forma, un vino no sostenible no puede tener una dimensión cultural, y por lo tanto no merece ser bebido.”
Lo que nos lleva irremediablemente al futuro, y le preguntamos cómo imagina la situación del sector en 20 años; la respuesta es de nuevo un certero diagnóstico:
- Los amantes del vino serán más globales y críticos, a la vez que más abiertos y con menos prejuicios. Exigirán que los vinos tengan autenticidad y que se hayan elaborado de forma sostenible.
- El vino como cultura puede tener un rol importante en un mundo en permanente cambio, donde lo auténtico, con alma y personalidad, es más relevantes que nunca. Es previsible que muchos viñedos se vean afectados por sequías más frecuentes y largas, lo que puede obligar a un cambio de modelo.
- Los rendimientos alcanzados y tolerados en algunas zonas son excesivos. Sistemas avanzados de viticultura, la elección de variedades adaptadas a cada clima, viñedos en zonas de más altitud, el riego deficitario como factor de calidad… “Las iniciativas de la Familia Torres en estos campos son modélicas y creo que van a tener un impacto muy positivo en el sector.”
No son pocos los retos que la viticultura tiene por delante, pero con personas como Andreas, el futuro tiene oportunidades. ¡Brindemos por ello!