JORDI FORASTER. Enólogo y responsable de la bodega Familia Torres Priorat (DOQ Priorat)

El vino por inevitabilidad. La bodega como templo. Si bien, en otros tiempos, la misma devenía en una suerte de patio de recreo, donde Jordi, el niño, correteaba tras los decididos pasos de su abuelo, siempre imbuido por el trajín de la Cooperativa de Solivella (Conca de Barberà); su pueblo natal. Como no puede ser de otro modo, los primeros recuerdos de Jordi Foraster anidan en la viña y parten de la familia:


“Recuerdo mi primer día de vendimia en familia, en el que, para cortar la uva, yo usaba unas tijeras de esas que se usan en el colegio para hacer manualidades. No creo que ese día mi colaboración les fuera de demasiada ayuda, pero sí puede decirse que fue mi bautizo en este mundo del vino y la viticultura.”



De la viña a la bodega. Conocedor de las labores que requiere la vid desde muy joven, el paso a bodega no entraba en sus planes. Pero como esa clase de profesores apasionados que marcan vidas, un enólogo apareció en su vida y le abrió una ventana a un nuevo mundo de posibilidades.


“Mi vida cambió cuando conocí al responsable técnico de la elaboración de los vinos de la Cooperativa, conocido en el pueblo como ‘el químico’ [risas]. Yo me había pasado toda la vida ayudando a mi familia en los diferentes trabajos anuales de campo, pero desconocía el proceso de elaboración. En ese momento tuve la sensación de que lo que hacía ese enólogo era dar sentido a todo el trabajo que realizábamos en el viñedo, y en ese instante supe que eso era lo que yo quería hacer. Cerrar el círculo".

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Hoy Jordi, como enólogo de raza, conoce al detalle la evolución de los vinos del Priorat; consciente de que el viejo legado experiencial para con la viticultura en la comarca apuntala y cimenta una nueva vanguardia enológica que alumbra elaboraciones expresivas e identitarias:


“La viticultura en el Priorat tiene una historia milenaria, y el estilo de vino ha ido cambiando a lo largo de los siglos. Pero si nos centramos en la historia reciente, desde inicios del siglo XX, los vinos de la región han sido reconocidos por ser tintos muy valorados por su intensidad de color, por su corpulencia y por ser muy robustos. Todo ello les daba gran capacidad de envejecimiento.”



“Actualmente lo que busco en mis elaboraciones es recoger el legado de esos vinos, mantener su personalidad y arraigo al territorio, pero dotándolos de equilibrio para conseguir un vino más contemporáneo, elegante y fresco.”



Elaborar vino es un esfuerzo invisible a ojos de los que disfrutan de sus etiquetas; un proceso que parte de las emociones para hacer de la elaboración una expresión creativa. Jordi entiende un gran vino como “algo cercano a una obra de arte. Piensas en cómo generar ciertas emociones y sensaciones a la persona que lo prueba.”

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Sabedor de la idiosincrasia y dinámicas del sector en el Priorat, Jordi ha diagnosticado con meridana claridad la clase intangibles ponen en valor la relación entre Familia Torres y la DOQ Priorat.


Con Familia Torres como estandarte, Jordi asume con gusto la responsabilidad que conlleva semejante rol.“A nivel personal, gestionar la bodega de Familia Torres en el Priorat es un orgullo y una gran responsabilidad. Nuestro reto es elaborar los mejores vinos que el viñedo puede ofrecer, añada tras añada”, refiriéndose al heroico proyecto de Mas de la Rosa y a la herencia histórica de la que goza la bodega de El Lloar, que elabora vinos singulares como Salmoso Perpetual.

El espíritu creativo de Jordi se manifiesta de manera evidente en la metafórica concepción de la vendimia que subyace en su ideario particular:



“Vendimiar es como preparar un guion, a sabiendas de que, por muy detallado que lo quieras, gran parte lo deberás improvisar. La gestión de esa improvisación es donde el enólogo debe mostrar sus habilidades”.

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Jordi tiene muy claro su momento vino: “La ecuación de algo idílico debe tener cuatro factores imprescindibles.... una persona querida, un lugar con encanto, un motivo de celebración y un buen vino para celebrarlo.”


Y brindamos por ello, Jordi.