FORMALIDAD SIN SOLEMNIDAD
Huyamos de la solemnidad, añadamos un toque de funcionalidad sin perder las formas; el vino está para disfrutarlo, pero no de cualquier manera. Te explico cómo no perder ese espíritu joven pero tampoco tu savoir faire.
En los últimos años, se ha hablado de la extrema corrección protocolaria imperante en el mundo del vino. ¿Sus aliados? Un vocabulario ininteligible, un posado rígido, un lenguaje plagado de tecnicismos, unas metáforas afines a los jeroglíficos y un rictus cercano a la flema británica (o lo que entendemos por ello). A su vez, se le ha acusado de ser un mundo dirigido a personas con cierto status y edad. Romper esas barreras para abastecer a un mayor número de paladares es la razón por la que, actualmente, asistimos a ligeros cambios en el sector. Pero, ¿todo vale? Estas son algunos temas de los que no deberías prescindir:
“El vino huye de la solemnidad, pero no todo vale”
¿Carbónico? ¿Espumoso? ¿Con burbujas? No es obligatorio utilizar terminología técnica para hablar de vinos tranquilos o espumosos, pero seguir llamando champagne a todo tipo de vinos ‘con burbujas’ solo crea confusión. Champagne, cava o prosseco, por citar algunos, son vinos de procedencia diferente. Así que, para no equivocarnos ¿por qué no utilizar el nombre genérico?
[[{"fid":"18405","view_mode":"default","fields":{"format":"default","alignment":"","field_file_image_alt_text[und][0][value]":false,"field_file_image_title_text[und][0][value]":false},"type":"media","field_deltas":{"1":{"format":"default","alignment":"","field_file_image_alt_text[und][0][value]":false,"field_file_image_title_text[und][0][value]":false}},"link_text":null,"attributes":{"height":793,"width":792,"style":"height: 501px; width: 500px;","class":"media-element file-default","data-delta":"1"}}]]
Al abrir una botella… No es cuestión de tratar una botella de vino como una pieza de delicada porcelana, pero sí que deberían respetarse unos mínimos para asegurarnos de disfrutar de las cualidades de su contenido. Mantener la botella en posición vertical antes de beberla es básico. Esto nos garantiza que los posibles sedimentos que hubiera precipiten hacia su base y no nos los encontremos cuando tomemos el primer sorbo. Por esa misma razón, tampoco debemos agitarla.
Si queremos asegurarnos de que no queden restos de corcho en el cuello de la botella –y estos pasen a nuestra copa- sería recomendable limpiar su boca con un trapo.
[[{"fid":"18406","view_mode":"default","fields":{"format":"default","alignment":"","field_file_image_alt_text[und][0][value]":false,"field_file_image_title_text[und][0][value]":false},"type":"media","field_deltas":{"2":{"format":"default","alignment":"","field_file_image_alt_text[und][0][value]":false,"field_file_image_title_text[und][0][value]":false}},"link_text":null,"attributes":{"height":795,"width":791,"style":"height: 503px; width: 500px;","class":"media-element file-default","data-delta":"2"}}]]
Para cerciorarnos de que el trago estará limpio de impurezas, es verter un poco en una copa -que después tiraremos-. Esto servirá para arrastrar los posibles sedimentos que hayan quedado en el cuello.
Y un apunte más. Para saber si el vino es correcto, comprobaremos que el corcho no está seco ni desprende malos olores.
Cuando servimos en la copa… Por poca utilidad que le veamos a ir rellenando la copa cada vez que la acabamos, lo ideal es no llenarla más de un tercio de su capacidad. Nunca hasta el final. Y recuerda si quieres evitar pequeños desastres, nunca apoyes la botella en la copa.
Consume los vinos que compres lo antes posible. Aquello de que el tiempo mejora el vino es una creencia popular que no es común a todos ellos. Y recuerda que los blancos suelen tener una vida más corta que los tintos.
¿Por qué se incide siempre en la temperatura exacta? Un vino excesivamente frío no nos dejará disfrutar de sus cualidades -apagará su sabor y aroma- y uno excesivamente caliente lo único que nos dejará apreciar es el alcohol.
[[{"fid":"18407","view_mode":"default","fields":{"format":"default","alignment":"","field_file_image_alt_text[und][0][value]":false,"field_file_image_title_text[und][0][value]":false},"type":"media","field_deltas":{"3":{"format":"default","alignment":"","field_file_image_alt_text[und][0][value]":false,"field_file_image_title_text[und][0][value]":false}},"link_text":null,"attributes":{"height":792,"width":789,"style":"height: 502px; width: 500px;","class":"media-element file-default","data-delta":"3"}}]]
¿Y la decantación? Tema polémico donde los haya. En este apartado, no sirven las generalidades. Para asegurarnos de si es necesaria en el caso de tu vino, lo mejor es dejarte asesorar por un profesional. Mejor pregunta en una tienda especializada.
Vamos a por el tipo de copa... Teóricamente, cada vino necesita un recipiente adecuado para disfrutar de las cualidades de cada tipología específica de vino. Evidentemente no voy a pedirte eso, somos conscientes de que es un argumento que, si bien podría encajar con un profesional del sector, es poco probable que encaje con la mayoría de nosotros. ¿Solución? Una para todos los vinos, tipo oenologue o la burdeos (y para espumoso, desterrar la pompadour).
Me han invitado a cenar ¿qué vino llevo? A no ser que el anfitrión sea un sibarita, con lo que aquí tendrás que ponerte en manos de un experto en novedades, lo ideal es llevar uno que no sea ni el más caro –no siempre el precio va asociado a la calidad- ni el más económico –mejor no llevarnos sorpresas desagradables-. Habitualmente, suele apetecer más los blancos afrutados, rosados o tintos jóvenes en verano, y los crianza o reserva en invierno. No obstante, asegurarse el éxito es más fácil si conocemos sus gustos.
Y si los anfitriones somos nosotros... Se abrirá el vino que traigan los invitados cuando su temperatura sea óptima, y se servirán primero los más ligeros.
[[{"fid":"18408","view_mode":"default","fields":{"format":"default","alignment":"","field_file_image_alt_text[und][0][value]":false,"field_file_image_title_text[und][0][value]":false},"type":"media","field_deltas":{"4":{"format":"default","alignment":"","field_file_image_alt_text[und][0][value]":false,"field_file_image_title_text[und][0][value]":false}},"link_text":null,"attributes":{"height":794,"width":793,"style":"height: 501px; width: 500px;","class":"media-element file-default","data-delta":"4"}}]]
Y en el restaurante… No son pocos los sumilleres que buscan ampliar su mirada para incorporar nuevos registros al mundo del maridaje o de las armonías. Ahora mismo se trabaja tanto en destilados elaborados en los propios restaurantes a partir de frutas o vegetales, como en bebidas fermentadas o cócteles. La coctelería viene pisando fuerte, y no sería de extrañar que, en breve, acompañaran la mesa y no solo la sobremesa. Déjate aconsejar y sorprender.