El excursionista responsable

El otoño es uno de los momentos más agradables del año para disfrutar de una jornada de paseo al aire libre. La mágica coloración que exhiben los campos y bosques, como la de los paisajes dorados y rojizos de los viñedos o el mosaico amarillo de las choperas, invitan a disfrutar del pleno contacto con la naturaleza.

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Viñedos, en época otoñal, en Aiguaviva (Tarragona) propiedad de Familia Torres.

Viñedos, en época otoñal, en Aiguaviva (Tarragona) propiedad de Familia Torres.

Pero la sensatez y el sentido común son las actitudes que deben regir el comportamiento del excursionista responsable. Por eso me parece oportuno compartir aquí, en este rincón del blog dedicado al descubrimiento y la conservación de la naturaleza, este breve decálogo de buenas prácticas cuando salimos de excursión.

1) Recuerda: la basura no vuelve sola. Al repartir los alimentos en las mochilas no olvides echar una bolsa de basura para depositar los residuos y depositar cada cosa en su contenedor cuando volvamos al pueblo o la ciudad.

2) Si optamos por transportar alimentos frescos, conviene recordar que la popular fiambrera es el envase más ecológico y sostenible que existe: mucho más que los recipientes de un solo uso. De igual modo, las latas, los botellines de plástico y los minibrics pueden ser sustituidos por la cantimplora, caída en desgracia desde que nos inundaron este tipo de envases de usar y tirar.

3) Es importante respetar las propiedades privadas. La mayoría de los campos y bosques por los que paseamos tienen propietario: podemos transitar por ellos, pero con el debido respeto. No molestes al ganado, ni entres en los cultivos: nuestras pisadas pueden dañar los sembrados y arruinar la labor de los agricultores.

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Grupo de escurcionistas, durante un paseo en el bosque otoñal

Grupo de escurcionistas, durante un paseo en el bosque otoñal

4) Si tenéis pensado acceder a un espacio natural protegido es recomendable acudir previamente a la oficina de atención al visitante y solicitar información sobre los itinerarios permitidos: de ese modo evitaremos perjuicios a la naturaleza y eludiremos posibles sanciones.

5) No hay que acosar nunca a la fauna salvaje: ni para sacarle una foto ni para hacernos un ‘selfie’. Tampoco conviene recolectar plantas de forma intensiva. Hay que respetar a los pequeños invertebrados y no pisar o voltear nunca las setas que no vayamos a recolectar.

6) El agua es la sangre de la naturaleza, si la contaminamos la dañamos gravemente. Hay que respetar los arroyos y torrentes, no alterar su cauce ni mucho menos abandonar en él nuestros residuos. Está prohibido lavarse con gel o jabón en los lagos o estanques o hacer la colada con detergente en los márgenes del río.

7) Aunque parezca que no, todo cumple su función en el ‘desordenado orden natural’ del lugar que visitamos. Los troncos caídos, las plantas muertas, el manto de hojarasca: hasta las piedras conforman el hábitat de numerosos seres vivos dentro del ecosistema. Si modificamos ese orden, estaremos alterándolo gravemente.

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Un bosque otoñal con las hojas de los arboles teñidas de tonos amarillos

Un bosque otoñal con las hojas de los arboles teñidas de tonos amarillos

8) Debemos poner especial atención a la prevención del fuego en el monte. No importa la estación del año en la que nos encontramos: nunca enciendas un fuego ni arrojes una colilla en el campo. Y recuerda: ante la más mínima columna de humo, ponte a salvo y llama al teléfono de emergencias (112) lo antes que puedas.