DOC RIOJA

La firme apuesta de la Familia Torres por la DOC. Rioja, concretamente en el municipio de Labastida, se justifica por sí sola si atendemos a todo lo que La Rioja puede regalarnos. Y es que se ha escrito, y mucho, sobre las particularidades y las bondades del vino de La Rioja; de sus suelos y métodos para con la viticultura hasta lo que ofrece al visitante:
Porque en la Rioja, lo viejo y lo nuevo convergen de forma armónica, siempre con el vino como factor aglutinador y vertebrador de la idiosincrasia de una tierra consagrada a su cultura y a su poliédrica vertiente social que salpica de vida calles y hogares.
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Para viajeros de alma ecológica, La Rioja se asienta sobre las partes altas del fértil Valle del Ebro y recorre afluentes que riegan generosas tierras de vides, hortalizas y frutas hasta Aldeanueva de Ebro, en la zona baja de la región.
El río Ebro, como un demiurgo hacedor de vida, divide la Rioja en tres subzonas dotándolas de identidad y haciendo de las partes un todo completo: La Rioja Alta, río arriba, se caracteriza por un clima netamente septentrional y fértiles tierras para el cultivo de la vid. La Rioja Alavesa se significa como la de mayor interés geográfico, ya que se ubica en una franja de cota alta y un mayor grado de inclinación, descansando tras la sierra de Cantabria, protectora frente a vientos fríos y moderadora de la temperatura de la atmósfera. Labastida, municipio que acoge el nuevo proyecto de la familia Torres, se ubica aquí.
La Rioja Baja ofrece características más cálidas, siendo una tierra más seca y abierta. Cabe significar que por Haro transita la línea Winkler, franja que separa la climatología septentrional de la mediterránea.
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Viñedo de la Familia Torres en la Rioja Alavesa (municipio de Labastida, 1271m)
Cada subzona ofrece un mundo de matices diferenciales que puedes conocer de la mano de las rutas de enoturismo que organiza el Consejo Regulador de la DOC. Los amantes de la historia y la arqueología pueden comprobar de motu propio como la cultura del vino ha cosido a pespuntes la idiosincrasia de una sociedad que sabe de dónde viene y lo celebra. Los múltiples espacios culturales ofrecen continuas referencias al vino y a la vid, siendo habitual que muchas bodegas cuenten con sus propios museos y archivos históricos.
Y es que para alcanzar a comprender el porqué del prestigio de sus vinos en el panorama internacional y propio, debemos dar marcha atrás en la cronología y situarnos en el último tercio del s.XIX, cuando un nuevo Rioja de corte afrancesado se ganaba nuevos paladares, alejándose de la rusticidad hasta entonces imperante.
Para amantes del vino de alma hedonista, y hambre eternamente insatisfecha, el vino y la gastronomía está en las calles. La cultura del tapeo ha devenido en algo intrínseco en el ocio de los riojanos. Basta un paseo al atardecer por la calle de cualquier población para perderse en el bullicio y felicidad de la simplicidad del comer y beber rodeado de los suyos. Pura vida. El comer y el beber van íntimamente ligados y constituyen de por sí un placentero maridaje que huye de sesudos tecnicismos para centrarse en alimentar el alma.
El proyecto La Carbonera, de Familia Torres. Las Pisadas
En un paisaje de cepas de más de 70 años en la Rioja Alavesa, en Familia Torres elaboramos Las Pisadas en nuestro nuevo proyecto La Carbonera, en el municipio de Labastida.
De color cereza oscuro, bien cubierto, Las Pisadas es un vino deliciosamente frutal (confitura de frambuesas), con finas notas de frutos secos (dátiles) y un fondo de especias (clavo). En boca es sabroso, cálido, con un paso de boca sensual y muy agradable.
‘Un vino que atesora la tipicidad, el terroir y la concentración con elegancia.’ (Julio Carreter, enólogo de la bodega)
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Buscadores de belleza y mentes inquietas que gustan de contrastes, La Rioja orbita sobre el vino para regalarnos una arquitectura icónica, punta de lanza de la vanguardia y modernidad, manteniendo, sin embargo, una visión de la vida reposada y vinculada a la tierra y a un pasado rico en patrimonio que el visitante puede disfrutar.
Porque la pausa importa, la región está salpicada de centros de agroturismo donde alojarse y descansar cuerpo y espíritu para iniciar una nueva jornada en este largo y fértil valle que es la Rioja; una Rioja que vive más allá del prestigio de sus vinos y que se significa como un centro histórico experiencial y vital donde regresar.