De Enemigos a Aliados

Tradicionalmente en sumillería no se maridaban las ensaladas. La razón: el vinagre presente en los aliños siempre se ha considerado uno de los tradicionales “enemigos” del vino.

El uso de zumo de limón como alternativa al vinagre es una de las soluciones más comunes y extendidas, pero ni mucho menos la única. A continuación, te presentamos una serie de “imprescindibles” para convertir a ensaladas y vinos en grandes aliados.

¿Un adiós definitivo al vinagre? ¡Para nada! El mundo de los vinagres ha evolucionado en estos últimos tiempos tanto como el del vino. De modo que hoy podemos encontrar un sinfín de variantes que ofrecen la posibilidad de una sincera reconciliación entre estos antiguos enemigos:

  • Así, los vinagres con un puntito dulce como el balsámico y el de Jerez son muy adecuados ya que su contenido en azúcar ayuda a corregir la agresividad de la acidez.
  • Los vinagres procedentes de otros fermentados, especialmente el de sidra, además de aportar originalidad, resultan un excelente aliado debido a su suavidad, característica que abre múltiples puertas para los maridajes más ligeros.
  • Y para los vinagres de vino mono varietales una astucia: Añadid a vuestra vinagreta un poco de vino de la misma variedad que el vinagre y… Voilà, intensidad y equilibrio en perfecta armonía. ¡La cuadratura del círculo!

¿Qué vino elijo?

Confeccionar una ensalada hoy en día se ha convertido a una suerte de ejercicio creativo gastronómico: Hojas, brotes, germinados… la esencia verde de la clásica ensalada busca el color y la textura de verduras, hortalizas y frutas, soportadas por la consistencia de carnes, pescados, quesos, legumbres, pastas y frutos secos. Las combinaciones son infinitas.

Pero estaremos de acuerdo que por lo general toda ensalada tiene un rasgo distintivo común que es la ligereza. En consecuencia, conviene descartar vinos tintos pesados, con mucho cuerpo o larga crianza.

Una vez solucionado el problema del aliño, es el momento de encontrar el vino ideal para acompañar la ensalada. Para ello os proponemos 5 consejos, garantía de éxito:

  • Para ensaladas verdes con destacada presencia de pescado o marisco, mejor servir vinos frescos y ligeros como Viña Sol o Verdeo.
  • La acidez de los tomates combina a la perfección con vinos rosados como Santa Digna y De Casta. Los rosados también acompañan a los embutidos y fiambres con los que vestimos en muchas ocasiones a nuestras ensaladas.
  • ¿Amante del vinotinto? Tintos jóvenes y de corta crianza como el Celeste Roble y el Atrium Merlot son una gran opción. Eso sí, evitad los tintos de taninos pronunciados ya que acentuarían el carácter vegetal de la propia ensalada.
  • Si vuestro aliño lleva salsa mahonesa o yogur, un Atrium Chardonnay con su crianza parcial abrazará con gusto ese lado cremoso o láctico.
  • Y para terminar, os proponemos una sencilla ensalada verde con fruta cortada en daditos, aliñada con zumo de limón y aceite de oliva, acompañada de Viña Esmeralda. Os sorprenderá como la acidez punzante del limón desaparece como “por arte de magia” gracias al toque de azúcar y la acidez propia de este aromático vino. Una combinación ganadora.

De modo que, ¡se ha acabado el esperar al plato principal para servir el vino! Ahora no habrá entrante que se os resista.