Cómo encontrar el vino de tus sueños

Decir “no me gusta el vino” es el equivalente a asegurar que no gusta el cine oleer. Igual se detestaa Woody Allen pero fascina el descaro adolescente de los Farrelly, o crees que aMarías deberían atarle las manos para siempre pero te enloquecen los misterios de Agatha Christie.

Con el vino ocurre lo mismo. Que no gusten algunos vinos es probable, pero el vino, lo que es el vino, encanta. Hay que hacerse las siguientespreguntas antes de tomar la decisión para acertar. Como ocurre siempre con las grandes pasiones, esa gran historia de amor entre el vino de tus sueños y tú va a durar para siempre:

1- ¿Tinto, blanco o rosado? Tal vezgusten los tres, probablemente sólo dos, o igualsólo el blanco, que tanto apetecedurante una tarde de verano. Sea cual sea elcaso, es necesario interrogarse y buscar en esa dirección (hay rosados muy interesantesque pueden perdersepor prejuicios adquiridos en el pasado).

2- ¿Cuándo voy a beberlo? ¿Para tomar de aperitivo, para acompañar una comida copiosa u otra más frugal? ¿Para tomar tras la cena, cuando el resto ya esté con los cócteles? ¿O para abrir a media tardecon unos frutos secos o tacos de queso?

3- ¿Quiero un vino versátil o voy a intentar afinar en el maridaje y crear una pareja perfecta entre el vino y el plato? Nunca será lo mismo escoger un vino de perfil bajo, dicho esto con el mayor de los respetos, que pueda quedar bien junto a numerosos platos, o elegir alguna opción más arriesgada, de fuerte personalidad, que tal vez sentará estupendamente a las vieiras peroincompatible con el fricandó.

Si buscamos un vino para la comida y no queremos abrir cuatro botellas, tendremos que ir siempre en busca de uno que no sea excesivamente nada: ni muy afrutado ni muy seco, que no tenga excesiva crianza, que sea solvente pero no sorprenda en exceso. Los vinos jóvenes suelen funcionar bien, y, en estos casos, un buen rosado suele ser una excelente opción. Si vamos a por el maridaje perfecto la cosa cambia...

4- ¿Seco o afrutado? Muchos de los que tienen dudas para escoger un vino seco o afrutado tienen clarísima la cuestión, por poner un ejemplo, cuando se trata de ginebra. Decide cuál va a ser tu opción: un vino más seco y, para muchos, algo más difícil, o un vino joven y afrutado, que suponga una explosión de aromas y sabores mucho más evidente para el paladar. Contestar a esta pregunta es estarmás cerca del vino de tus sueños.

5- Crianza, ¿sí o no? Cuidado: quegusten los vinos con crianza, con esas inconfundibles notas a roble y madera, no significa que haya que elegir siempre vinos criados en barrica durante años, de fuerte personalidad. Tampoco significa que este tipo de vinos vaya a sentar bien a todos los platos y en todos los momentos, pues en ocasiones bastan unos pocos meses de envejecimiento en barrica para dar al vino ese punto necesario, perfecto, equilibrado, de sabor e intensidad. Es decir, si la cosa va de tomar una ensaladilla rusa y unas tapas caseras, tal vez nos va a interesar un vino fácil y fresco, sin crianza.

6- ¿De qué hablamos cuando hablamos de uvas? No hace falta convertirse en un experto, pero tanto el tipo de uva como la añada nos van a ayudar a saber un poco más sobre el vino que tenemos entre las manos. Un consejo es empezara fijarse en los tipos de uva de los vinos que se catany se vayaelaborando mentalmente, sin darse cuenta, un mapa enológico personalizado. Tal vez, simplemente haciendo el ejercicio de fijarse, se descubrefascinación por la chardonnay, y que además de las archiconocidas garnacha o xarel·lo existen uvasigualmente interesantes como la samsó, todas ellas del Penedès.

7- ¿Espumosos? ¿Dulces? ¿Sí o no? Antes de negar enérgicamente con la cabeza cuando alguienofrezca un vino dulce o un espumoso, darle una oportunidad. Se están haciendo grandes maravillas en la materia, y probablemente, si se abrela mente, se puedeprobar cosas muy interesantesque van a suponer una grata sorpresa para elpaladar.

8- ¿Me fío del precio? Hasta cierto punto, pues el mercado está repleto de vinos de 10 € estupendos y de otros de 30 €que quizás no lo son tanto. A grandes rasgos, podríamos decirno fiarse demasiado de un vino maduro y con mucha crianza muy barato, ysi el presupuesto es ajustado, mejor optar por un joven de una añada reciente. Fíjarse también en las añadas ayuda, aunque a menudo pueda ser un dato engañoso, porque la calidad del vino siempre dependerá de cómo ha sido tratado independientemente de las características de la añada. Es cierto que las hay incontestablemente magníficas y otras que han sido más complicadas. Para tenerloen cuenta.