Bodega ideal… bodega real

De acuerdo con las enseñanzas del coaching, soñar ayuda a visualizar lo que uno quiere para de esa manera, atraerlo. De modo que empezaré hablando de la que sería mi bodega ideal.

La bodega perfecta -(aparte de que la factura sería para otro)- estaría ubicada en el subterráneo, mirando al oeste, no sólo por feng-shui si no para evitar tantas horas de exposición al sol.

Lo cierto es que muchas veces no tenemos ningún espacio, es por ello que una nevera de vinos con un 80% de humedad y con una temperatura constante de 16-18 grados podría ser la solución... ¡Pero no podríamos decir eso tan cool de que bajamos a la bodega a ver qué vino está en su momento óptimo de madurez!

Las hay de diferentes tamaños y no son baratas pero sí muy prácticas. Si queremos ir a una bodega más low cost, tendríamos que dejar las botellas en la caja de cartón de la que proceden para que al menos hiciera de aislante térmico en un sitio fresco.

Dos apuntes importantes:

- No dejéis el vino en la cocina, se convertirá en una verdadera sopa.

- La nevera no es el mejor habitad. La falta de humedad reseca el corcho y adiós vino.

Sigamos soñando…. Si tuviéramos un restaurante y un montón de amigos con quien compartir grandes vinos sería genial comprar cajas de distintas añadas del mismo vino. Pongamos por caso el Mas La Plana. Podríamos hacer catas verticales de sus añadas míticas: 1981, 1982, 1996, 2007 y 2010. Así apreciaríamos como le sientan los años y la especificidad de cada cosecha.

Pero ante tanta ciencia ficción, una dosis de realidad: Lo que sí podemos hacer es tener siempre la añada que nos vende la tienda especializada confiando que es la óptima para el momento de consumo.

En un mundo de ensueño tendríamos la aplicación del móvil en orden para saber siempre lo que hemos bebido y como lo hemos valorado. Sirva para el resto de mortales apuntar en una libreta las notas de cata personales, utilizando una agenda de teléfonos para ordenar los vinos.

Recordad que no sólo tenemos que escribir el nombre de la bodega y del vino, sino que es imprescindible anotar la añada, ya que se trata de su historia líquida. Y si queréis souvenirs románticos guardad el corcho firmado en un bell’ recipiente transparente: ¡el vino disfrutado es una gran obra de arte!

En una bodega de película crearíamos nuestro “relicario de botellas”, los mejores vinos, las mejores añadas…. y colgaríamos a cada botella una pizarrita donde anotaríamos las vendimias con tiza... incluso dejaríamos alguna telaraña (aunque el decálogo manda buena ventilación) para hacerla más vintage y romántica, aunque las excelentes, brillan por su limpidez.

Es de vital importancia guardar el vino en posición horizontal con la etiqueta mirando hacia arriba. De esta manera los posos descansaran en la contra etiqueta y los podremos ver con más facilidad.

Ahora, algo que quiero que quede muy claro: no por envejecer más tiempo será mejor vino. Dejando demasiadas primaveras un vino joven, solo conseguiremos que se vuelva vinagre.

No os olvidéis degustar los blancos y rosados durante el año y dejad los que tengan más crianza en el fondo para ir consumiéndolos cuando el maridaje lo requiera.

Porque en la bodega ideal, así como en la real, los vinos son para abrirlos y hacer que cualquier día sea especial… por ejemplo, hoy!

No esperamos más o se lo beberán nuestros nietos!

Meritxell Falgueras