5 razones para amar al vino… [¡Aún más!]

Reza un proverbio italiano que “existen cinco buenas razones para beber vino: la llegada de un huésped, la sed presente y venidera, el buen sabor del vino y no importa que otra razón.”

Son solo cinco pero podrían ser cientos… A continuación, aportamos nuestras particulares razones por las que amar al vino:

1. Porque el vino es vino desde que el hombre es hombre

En nuestro artículo titulado “Sorprendente... ¡pero cierto!”, mencionábamos que el hombre del neolítico ya sabía “elaborar” vino…

Y es que el vínculo atávico con la vid es probablemente uno de los más longevos que ha establecido el ser humano con la naturaleza, de los más fructíferos, amén de ser el más placentero.

Las grandes civilizaciones de la historia de la humanidad han reinventado la cultura del vino continuamente: Egipcios, fenicios, griegos, romanos… todos aportaron importantes avances en el cultivo de la vid, el proceso de vinificación, transporte, conservación, etc… ¿Da qué pensar, verdad?

2. El vino, como la vida… y el arte

Cualquier tipo de manifestación artística ha perseguido, de un modo u otro, representar la realidad de su tiempo. Siempre bajo un prisma de subjetividad que justifica el concepto o la acepción de autor, artista, artesano, etc. y otorga pleno sentido al hecho cultural en sí mismo. Pues bien, el vino no es ninguna excepción.

De hecho es mucho más… el vino es la metáfora perfecta de las etapas de la vida de un ser humano. Un paralelismo asombroso que resume en esencia el ciclo vital de cualquier ser vivo: Nace, disfruta de una exuberante juventud, se atempera con la madurez, alcanza su punto álgido, envejece y se oxida hasta morir. Y es que desde un punto de vista biológico, la vida no es más que un proceso de oxidación gradual e irreversible.

3. Porque marida con todo

Y no nos referimos solo a delicias gastronómicas… música, una película, un buen libro, en compañía, quizás a solas y en silencio, en verano o en invierno… siempre hay un vino para cada ocasión y estado de ánimo.

El vino se amolda y encuentra su momentum en el nuestro. Una flexibilidad y versatilidad que hace del vino un producto con alma.

4. Porque nos une…

“El mejor vino no es necesariamente el más caro, sino el que se comparte”. George Brassens

Siempre con moderación, el vino facilita el contacto humano, alienta las relaciones, es testigo de miradas cómplices y primeros encuentros, de confesiones sinceras y serenas conversaciones, de los momentos ya compartidos y los que vendrán….

5. [Su razón aquí] ________________

Como hemos visto cabrían cientos de razones -todas ellas válidas- para enamorarse de la cultura del vino y somos muy conscientes que cada un@ de vosotr@s podría aportar las suyas.

Al fin y al cabo, en el mundo del vino, como en el arte, el consenso no debe tener cabida. Es en los matices, en la subjetividad, donde el vino encuentra acomodo y su existencia cobra un sentido completo y pleno.