Las murallas medievales del Monasterio de Poblet, que sirvieron de protección de guerras y mercenarios, delimitan nuestro viñedo de la Conca de Barberà dedicado a uvas tintas, que crecen en suelos profundos y pedregosos, formados por capas de gravas de pizarras y granitos, que retienen poco el agua. Esto, combinado con la riqueza mineral, favorece la producción de vinos de gran tipicidad y concentración. De las 32 hectáreas de esta finca histórica, con una elevación de unos 500 metros y protegida por la sierra de Prades, seis se destinan a la elaboración de nuestro Grans Muralles.