LOS VINOS DEL CIELO (I)

El patrimonio material y cultural de nuestras fincas y viñedos está salpicado de vestigios de diversas órdenes religiosas, en forma de ermitas y monasterios; fortificaciones y demás espacios de carácter sacro que evidencian la estrecha relación entre lo humano y lo divino. La bodega Purgatori (DO Costers del Segre) reaviva los ecos de la herencia benedictina en el lugar.

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La bodega Purgatori (DO Costers del Segre) rodeada de viñedos, en el corazón de Les Garrigues (Lleida).

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Benedictinos

La orden fundada por San Benito (Piemonte, Italia, s.VI) es una de las que más han contribuido a la expansión de la cultura del vino durante la edad media. Su huella nos dirige hoy a las mejores regiones vitivinícolas de Europa donde el legado benedictino se hace patente en majestuosas abadías y monasterios; viejos viñedos arraigados a una estudiada idoneidad de diferentes suelos y selectas parcelas.



Y es que el duro trabajo de los miembros de la orden justificaba raciones suplementarias de vino que superaban la “hermina” diaria de unos 27cl. asignada a cada monje. La dialéctica entre oración y trabajo que expresa la vocación y la vida monástica benedictina se tradujo en la creación de multitud de viñedos y bodegas propias destinadas a abastecer a la comunidad de vino para el consumo propio y la liturgia.

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Imagen de la última barrica de vino, ya desarticulada, en la antigua bodega de los monjes, justo debajo de la actual

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La importancia de la viticultura para los benedictinos era de tal magnitud, que, en muchas ocasiones, la decisión de construir un nuevo monasterio quedaba supeditada al rendimiento de la primeras viñas cultivadas en el terreno circundante.



San Benito, además de normalizar el consumo de vino con moderación para lidiar con el esfuerzo del trabajo, procuraba romper el tedio del día a día, organizando ágapes para la comunidad, las consolationes refectionis, para celebrar acontecimientos diversos; sacros y profanos.


La bodega Purgatori es testigo material del paso de la orden por Les Garrigues (Lleida). La finca dels Desterrats se convirtió, desde 1780 y a modo de penitencia, en hogar de muchos monjes de la abadía de Montserrat que cometían algún tipo de pecado. El clima extremo, a modo de condena y la ardua labor en las vides para abastecer a la diócesis, supusieron, con el tiempo y la experiencia, la identificación de un terruño muy especial que alumbraría a un vino celestial. Y es que, según cuenta la leyenda, muchas barricas desaparecían de manera misteriosa, apuntando, algunos, a los ángeles, que se lo llevaban de vuelta al cielo.

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Hoy, Purgatori materializa la apuesta de la familia Torres en la región; donde el silencio imperante parece preceder a los ecos de voces ya apagadas. Herencia benedictina en un vino elegante y moderno. Intenso en lo cromático y seductor en nariz, donde bayas de bosque danzan al son de un sutil lecho ahumado y de recuerdo a frutos secos. En boca emerge y abraza al paladar; voluptuoso, pero de tanino fino; poderoso pero equilibrado. Elegancia con cuerpo.