DE AQUELLOS HOLLEJOS, ESTOS VINOS

23 Abril 2019

Son los hollejos los que dibujan el perfil de los grandes vinos tintos, trazando con delicadeza las curvas que, a modo de hábil sastre confeccionan el traje a medida que lucirá en la copa, solo para tus ojos… y el resto de tus sentidos.

Una humildad epidérmica y natural, que deviene en sensualidad cuando viste de gala e identidad varietal a las más selectas etiquetas. El perfume y la carne; el color y la textura. Los hollejos encarnan a una suerte de demiurgo hacedor de profundidades cromáticas de intensidades abisales.

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Uva garnacha en plena fase de maduración, en los viñedos de El Lloar (DOQ Priorat), propiedad de Familia Torres.

Los antocianos proponen, los taninos disponen

Atendiendo a una descripción prosaica de la piel de la uva en los grandes tintos, no podemos obviar a taninos, antocianos y potasio, todos ellos con un rol importante en el devenir del vino.

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Uva cariñena en plena fase de maduración, en los viñedos de El Lloar (DOQ Priorat), propiedad de Familia Torres.

Los antocianos son los responsables de la concentración de pigmentos que los taninos fijarán. Durante la maduración de la uva los pigmentos se intensifican, los taninos se afinan y van perdiendo amargor y los aromas se afirman y se fijan. Del mismo modo, el potasio contribuye a neutralizar los ácidos naturales del mosto.

Así, de una misma vendimia se pueden obtener elaboraciones con distintas acideces, atendiendo al tiempo del que han dispuesto los hollejos de las uvas para liberar el potasio y suavizar la acidez.

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Purgatori (DO Costers del Segre, Familia Torres)

De piel espesa y pulpa firme, la cariñena y la garnacha son algunas de las variedades que mejor relación y equilibrio poseen entre hollejo y pulpa, amén de proporcionar uno de los coupages más elegantes de todo el arco varietal.

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Perpetual (DOQ Priorat, Familia Torres)

Es por ello que elaboraciones singulares como Purgatori (DO Costers del Segre), Salmos o Perpetual (DOQ Priorat) abrazan la plenitud de estas variedades para contener, entre sus densos hollejos, el poder de seducción de vinos eternos, cuya esencia cartográfica dibuja, cosecha tras cosecha, una nueva geografía carnal del vino.