Vino y Enoturismo en Otoño

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La Vid, La Vida, Las Experiencias, Los Vinos 

Con la llegada del otoño, el paisaje se transforma en un oasis de paz que invita a la reflexión y al disfrute pausado. Es un tiempo ideal para sumergirse en la riqueza cultural y vivencial, así como en la diversidad gastronómica y la calidez de sus gentes, de regiones que, al igual que nuestro hogar, se elevan y se desarrollan sobre los fundamentos de una ancestral tradición vinícola. 

La Vid: Cromatismo Sensorial y Latencia 

  • Un horizonte cobrizo y azul ultramar. Hileras de vides que se funden y confunden con la paleta natural de colores tierra bajo sus pies. Nuestros pies. Un remanso cromático otoñal que da inicio al progresivo e inevitable letargo de la vid. 
  • La caída de la hoja anuncia la inminente llegada del frío otoñal; y con él toca a su fin la temporada de crecimiento. Los pámpanos tornan en leñosos sarmientos y progresivamente las hileras de viñas pierden el verde a vista de pájaro, restando un paraje otoñal de ocres y tierra que generan una falsa apariencia de quietud. Así, la vid almacena, latentes, reservas de hidratos de carbono en el tronco, brazos y raíces. Estas reservas energéticas serán de gran importancia para alimentar el crecimiento de los nuevos pámpanos hasta que las hojas pueden suministrar los hidratos necesarios para la planta.  

La conocida como “parada invernal” es una suerte de “modo avión” y gracias a este proceso las plantas se protegen frente al frío y las demás inclemencias meteorológicas que acontecen en estas fechas. 

Paisaje otoñal en el viñedo de Grans Muralles (DO Conca de Barberà) 
Paisaje otoñal en el viñedo de Grans Muralles (DO Conca de Barberà) 
  • Las hojas han detenido su actividad y se van tornando ocres, tiñendo a las vides primero, al suelo después. Porque esta mucho en juego. Las heladas tempranas de otoño pueden incidir en una inadecuada acumulación de reservas, que a la postre supondría un notable descenso de la producción de la vid en los años siguientes. 

Experiencias: De Belleza, Calma y Hedonismo 

Antes del recogimiento invernal, el otoño todavía nos ofrece luz y temperaturas moderadas, contexto que invita a salidas y actividades que tienen a la vid y su entorno como nexo orbital. Como ejemplo, sirvan estas propuestas para un día de otoño cualquiera, quizás, hoy. 

De Actividades y Eventos Singulares 

  • El Centro de Visitas de la Familia Torres, en el corazón del Penedès, sigue renovando, actualizando y proponiendo nuevas actividades y eventos singulares, que se suman a las experiencias que se han convertido en un referente del enoturismo de calidad, premiadas y reconocidas internacionalmente. En el enlace señalado puedes consultar todo lo que topemos ofrecer y realizar tu reserva. 
  • Y es que la propia finca de Mas la Plana, bien vale un paseo por entre sus vides y el disfrute de una cata inolvidable en la excelsa bodega Waltraud, cuna de los vinos iconos que conforman la colección antológica de la Familia Torres.  
Persona disfrutando de una copa de vino en los viñedos de Familia Torres 
Persona disfrutando de una copa de vino en los viñedos de Familia Torres 

El Celleret: El Mirador del Penedès Más Sabroso 

  • De vuelta a Mas la Plana, culmina con los tuyos una jornada de naturaleza y vino en el Celleret. El espacio gastronómico de la familia Torres en el Penedés. Un rincón elegante y acogedor donde disfrutar de la mejor gastronomía local; abierto a un jardín de olivos que se funde con el viñedo de Mas La Plana hasta acariciar los picos de Montserrat, en el horizonte.  
  • El patrimonio culinario y el paisaje del Penedés, desde el interior hasta el mar, es el protagonista de la cocina de nuestra bodega, donde, celebrando el espíritu del Mediterráneo, armonizamos con nuestro legado más preciado, nuestros vinos para dibujar los paisajes del Penedés en la mesa.  

Los Vinos: Nuestra Selección Otoñal 

  • Sin movernos del Penedès, hallamos el hogar de la Familia Torres y de su icónico Mas la Plana. Un vino que añada tras añada alcanza la excelencia. La leyenda que viste de negro. 
  • En botella descansa, hasta su descorche, el alma de una tierra. La expresión y estructura manifiesta de su origen; inconfundible en la calidad y riqueza de sus taninos, carnales y frutales; e identificable en las intensas notas varietales del microclima de la finca que nos regala una nariz de bosque mediterráneo, de arándonos y moras; profunda y cautivadora. 
  • Sus 18 meses de crianza en roble francés ultiman y afinan la calidad de los taninos y le confieren pensamientos de especies. En boca, su largo recorrido nos devuelve la madurez y fruta de sus taninos, envuelto todo en un halo de terciopelo que nos llena la boca, una dimensión y volumen elegantes que no irrumpen, sino que parecen deslizarse por nuestro paladar de manera orgánica, natural. 
Mas La Plana, DO Penedès, maridado con un plato típico de la gastronomía otoñal 
Mas La Plana, DO Penedès, maridado con un plato típico de la gastronomía otoñal 
  • Nos dirigimos ahora a tierras del Segre. Allí, la historia Purgatori parte de un destierro y culmina en un vino que, a pesar de su corto recorrido desde su creación, se ha hecho acreedor de múltiples reconocimientos. Y es que, desde el 1770, los monjes de la abadía de Montserrat se instalaron en la finca a modo de penitencia, trabajando la tierra para abastecer de alimento a la diócesis, amén de saciar su sed. 
  • Purgatori exhibe un abisal color cereza que hipnotiza. En nariz, se asoman intensas notas florales y frutales (violetas, cassis), envueltas en un halo de matorral mediterráneo de recuerdo a tomillo. La madera seduce desde lo ahumado y las especies (cacao), creando así una complejidad y portes elegantes. En boca es carne y tentación. Intensidad y volumen. Garnacha, cariñena y syrah de nuevo unidas para hacer de nuestras vidas celebración y puro placer. 
Purgatori, DO Costers del Segre, maridado con un plato de gastronomía otoñal 
Purgatori, DO Costers del Segre, maridado con un plato de gastronomía otoñal 

El otoño nos ofrece un sinfín de estímulos sensoriales. Una aparente calma que esconde una actividad latente en la vid, un paisaje de ocres y tierra que alberga un amplio abanico de actividades para una inmersión completa en el mundo de la vid y el vino.