MIGUEL TORRES CARBÓ (1909 - 1991) - 3a GENERACIÓN

tercera generación

El renacer de Torres


El factotum

Durante sus estudios de farmacia en el Instituto Químico de Sarrià, Miguel fue sorprendido por la muerte de su padre. Quizás por ello, recordaba siempre a uno de sus profesores, el doctor José María Roca y Heras, amigo de la familia y miembro de la Academia de las Buenas Letras. Humanista y curioso, éste le recomendaba libros que Miguel devoraba con avidez, abriéndole un mundo multi cultural.


“El doctor Roca y Heras me orientó en mis primeras lecturas, me abrió horizontes, haciéndome asomar al panorama del mundo”.

 

  • Una curiosidad y sed de conocimientos común entre los miembros de la familia que forjó un carácter cosmopolita y libre de prejuicios estrechos que se ha ido acentuando generación tras generación. Quizás el germen de ese espíritu innovador que ha caracterizado a la bodega.


Miguel y Margarita

En 1934, después de dos años de cortejo, Miguel Torres y Margarita Riera contrajeron matrimonio. Un matrimonio avanzado para la época. Al igual que Miguel, Margarita compartía el gusto por la cultura, los idiomas y los viajes. 

  • Como suele decirse, Margarita cayó de pie en la familia Torres, y se confirmó como una compañera fuerte, hasta el punto de que competía con él en un juego de fuerza y lucidez. Algo que aportó una suerte de sana competitividad entre ambos que se repartieron la representación de la bodega, lo que hoy llamaríamos relaciones públicas. 
1934. Retratos de Miguel Torres Carbó y la que luego fue su esposa, Margarita Riera.

1934. Retratos de Miguel Torres Carbó y la que luego fue su esposa, Margarita Riera. 


Relevo en Tiempos Convulsos

Miguel Torres asumió, en 1934, en los días de la Segunda República, la dirección y designios de la bodega. El contexto sociocultural del país era como poco tenso, en especial en Catalunya, donde los movimientos sociales en el campo eran cada vez más radicales y con razón. 

  • Los campesinos (rabassaires) necesitaban una solución justa a la precaria situación que padecían. Habían laboreado la tierra en contratos a medio plazo (rabasssa morta) pero perdían la concesión al acabar el ciclo de la vid de las viñas. 
  • La negociación estado-campesinos llegó a un callejón sin salida, creando un clima de tensión que, de la mano de una política errática y una nueva huelga general, [génesis que desembocó en la creación de la República Catalana] que al día siguiente fue violentamente reprimida por el ejército; por lo que muchos rabassaires fueron detenidos. 


“Cuando comenzaba a vislumbrarse la Guerra Civil, fue el incentivo que me hizo luchar con todas mis fuerzas y determinación para mantener a flote la bodega y a mi familia”


La bodega gestionada por un comité de trabajadores

En enero del 37, Josep Tarradellas, por entonces administrador de las finanzas de la Generalitat puso en marcha el Plan Tarradellas; que consistía en un proyecto de recaudación de impuestos que imponía a propietarios y funcionarios nuevos tributos. Además, una suerte de “corralito” hizo trizas a una banca que se pretendía nacionalizar.

  • En paralelo se aplicaron leyes para confiscar bienes en función de “signos de riqueza externos” y como colofón se estableció una medida que implicaba el control obrero de la pequeña empresa. 

Así, Torres pasó a ser gestionada por los propios trabajadores. Afortunadamente, el nuevo comité asumió con responsabilidad la ayuda del propietario para mantener un negocio internacional que ellos no podían abarcar.

La semana del terror en Barcelona en mayo del 37, con tiroteos entre anarquistas y policías fue el detonante para que el matrimonio volviera a Vilafranca.

Una vez asentadas en Vilafranca, con un clima menos tensionado, Miguel Torres, a cambio de cooperar con el comité que gestionaba la bodega, recibía botellas de vino. Miguel y Margarita, cambiaban las dulces botellas de moscatel por huevos y algún pollo, para alimentar a la familia. 

 

Década de 1930. Nave para la crianza de los vinos en la bodega de Vilafranca del Penedès, con barricas de 225 litros y conos o grandes cubas de madera de 125.000 litros de capacidades. 
Década de 1930. Nave para la crianza de los vinos en la bodega de Vilafranca del Penedès, con barricas de 225 litros y conos o grandes cubas de madera de 125.000 litros de capacidades. 
Década de 1930. Nave para la crianza de los vinos en la bodega de Vilafranca del Penedès, con barricas de 225 litros y conos o grandes cubas de madera de 125.000 litros de capacidades. 


Tres aviones de la legión cóndor bombardean las bodegas


El 20 de enero del 39, tres aviones del Eje fascista bombardearon infraestructuras estratégicas para cortar el suministro al bando republicano. Así, atacaron la estación de ferrocarril de Vilafranca, que lindaba con las instalaciones de la bodega.


Los muros cayeron, los tejados volaron por los aires y los conos de fermentación del vino quedaron arrasados. El vino fluía por las calles como una metáfora de la sangre derramada en una guerra fratricida. En total se perdieron 500,000 litros de vino.

 

  • Miguel Torres, que para entonces tenía 30 años, lloró de rabia e impotencia. Un legado de recuerdos e imágenes de infancia le sobrevino y se prometió a sí mismo devolver y agrandar el buen nombre de la bodega. 
  • Tras el fin de la guerra, Miguel fue detenido por haber servido como farmacéutico en laboratorios republicanos. Entre barrotes oía cada día la lista de compañeros que iban a ser fusilados al amanecer. En esos amaneceres, Miguel recordaba el sol en las viñas. ¿no sería Viña Sol la marca idónea para un vino luminoso y blanco que oliese como la flor de viña, la retama de la tierra solariega y el campo limpio?


La orden para completar la reconstrucción de la bodega data del 28 de diciembre del 42 y reza como sigue: “resuelto continuidad servicio de nuestros vinos. Primer importante pedido garantizado. Activen obra reconstrucción bodega. Miguel Torres.”

1939. Destrucción parcial de la bodega durante el bombardeo de la estación de tren, en Vilafranca del Penedès. 

 

1939. Destrucción parcial de la bodega durante el bombardeo de la estación de tren, en Vilafranca del Penedès. 
1939. Destrucción parcial de la bodega durante el bombardeo de la estación de tren, en Vilafranca del Penedès. 


América, de nuevo como génesis

Si bien la guerra parecía haber acabado con todo, Miguel Torres acudió a lo único que quedó intacto: el buen nombre de sus vinos en Cuba, México y Venezuela. “Ancho es el mundo” se dijo y salió a la consolidación de estos mercados y abrir tantos otros en Europa y Canadá 

  • ¿Pero cómo satisfacer una demanda sin apenas viñedos y con una bodega a medio construir?
  • Buscando los mejores viñedos del Penedès y elaborando mejores vinos en la bodega que él imaginaba como la más dotada del mundo. De modo que Miguel y Margarita emprendieron un viaje sin fecha de retorno, dejando de nuevo al frente de la bodega a doña Josefa Carbó. La II Guerra Mundial les sorprendió en mitad de su viaje. Pero ya no había vuelta atrás y tras penurias y vaivenes llegaron a La Habana.


Una vez asentados, aprendieron nuevas técnicas de marketing y relaciones comerciales que no se estilaban en España. Sin duda, su bagaje cultural y su sofisticada imagen ayudaron en tal ardua tarea. Además, tejieron una red de amistades que les garantizaba su bienestar y futuras relaciones comerciales, de modo que los pedidos se sucedían.

 

  • Así, los vinos de Vilafranca llegaban a Cuba en el vapor “Magallanes”, que de manera intrépida surcaba los mares en medio de un conflicto bélico como nunca se había visto. 


Cuba, México, Manhattan y Canadá

De Cuba, viajaron a México donde fueron recibidos de manera efusiva por sus representantes y continuaron la tarea de visitar viejos amigos y clientes, así como establecer nuevas redes comerciales. 

 

  • Ya en 1940 la pareja llegó a los EE. UU., donde quedaron abrumados por la frenética actividad de una ciudad viva y llena de energía. “Nos sentíamos unos seres insignificantes perdidos en aquel laberinto” escribía Miguel. Pero lejos de amedrentarse, Miguel y Margarita visitaron la Feria Mundial.  
  • Allí se presentaba un futuro cargado de novedades en lo agrícola y lo empresarial del que tomarían buena nota para implantar en España. Del mismo modo, en la feria se ofrecía una amplia variedad gastronómica de todo el mundo, algo que, a un elaborador de vinos le aportaba un conocimiento muy valioso sobre el paladar de sus potenciales clientes. 
  • Ya en tierras canadienses y con los mismos objetivos vitales y comerciales, la bodega de Vilafranca funcionaba con ritmo eficaz, agilidad y seguridad; de modo que podía asumir los pedidos que la pareja conseguí cerrar en su viaje. Y para colmo de vienes, Margarita anunció el embarazo del que sería su segundo hijo, Miguel. 

 

Década de 1950. Reparto de cajas de vino embotellado.
Década de 1950. Reparto de cajas de vino embotellado. 


El Regreso a Casa

El 17 de abril del 41 se embarcaron rumbo a casa, donde desembarcaron en Bilbao. El viaje había sido todo un éxito, tanto que, en 1940 las ventas de Torres en Cuba representaban el 46% de todas las exportaciones españolas.

 

  • Asimismo, Miguel había tomado la decisión de embotellar sus vinos más célebres. La decisión era muy oportuna, ya que la Francia ocupada por los nazis no estaba como para abastecer al mundo. Así, sus vinos se venderían en EE. UU. como Spanish Chablis o Burgundy. 
  • El pequeño Miguel Agustín llegó al mundo ya en Barcelona el 30 de octubre del 41. Le seguiría su hermana Marimar en 1945.
  • Estabilizados y con todo bajo control, Margarita, a la vez que criaba a sus hijos ejercía como embajadora de la marca en los mercados europeos. A la par, Miguel padre, realizó un curso de enología en Burdeos, donde aprendió nuevas técnicas de elaboración y los protocolos de una cata profesional. 
  • Como resultado, Torres comenzó a utilizar tanques de acero inoxidable, donde la temperatura era controlada. Los viejos vinos debían dejar paso a otros de perfil más frescos y elegantes. Del mismo modo se prestaba más atención al cuidado y selección de las cepas con el fin de obtener el mejor fruto.
  • Otra decisión audaz sacudió la mente de Miguel Torres: recorrer Europa en un Renault 4 para ofrecer y vender sus vinos; solventando sobre el camino cambios de temperatura y demás vicisitudes que afectaban al vino. Acciones espontáneas de pura genialidad comercial.


Los empleados y colaboradores de Torres iban aumentando estos años, siempre con el criterio de que era importante formales en el estilo de la empresa, para lo cual Miguel Torres Carbó tenía dotes humanas especiales; entonces, además de ser el estilo de la bodega, era el suyo, pues lo había ido modelando también en sus años de aprendizaje en el mundo: flexibilidad unida a responsabilidad en el trabajo y una clara determinación de satisfacer a los clientes.