JUVENTUD y MADUREZ

Se antoja paradigmático que la magia del vino radique en la soledad de su único ingrediente, la uva. Una condición que hace de lo milenario algo excitante, sensorial, cultural. Siempre diferente, añada mediante.

Quizás sea esta heterogeneidad de perfiles organolépticos de cada variedad o lo imprevisible de las inclemencias climatológicas que, como una espada de Damocles pende sobre cada vendimia para los que miden el paso del tiempo en añadas, lo que nos mantiene la pasión viva y la curiosidad alimentada.


La añada: el tiempo en una botella

Vinos de guarda, elaborados durante lustros, o vinos jóvenes con unos meses de labor, comparten por igual la dependencia de un año amable en lo climático porque, sea como fuere, y en diferentes idiomas, juventud y madurez nos hablarán de la añada; un pedacito de la cronología embotellada. El tiempo detenido, pero vivo; expresión de la tierra y de la huella de la climatología en un contexto temporal definido e irrepetible.


La personalidad varietal

Si bien todas las variedades pueden admitir en mayor o menor medida cierto grado de envejecimiento en madera y beneficiarse del proceso reductivo de la guarda en botella, no todas exhiben su mejor versión en una edad longeva. Necesiten desvestirse de complementos para expresar su personalidad e identidad al desnudo. Variedades en las que su esencia descansa en el frescor, en lo frugal de su perfil aromático y en la tensa acidez que las sostiene.

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Crema de puerro y patata con bacalao confitado y jamón, maridado con Camino de Magarín por el Restaurante Masía Mas Rabell.

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La uva verdejo de Camino de Magarín (DO Rueda), regada por el Duero y acunada en gravas de cantos rodados, nos señala el camino de la sencillez, desnudando su alma de manzana verde y oro límpido y brillante a los ojos.



Una suerte de metáfora que nos recuerda aquel aforismo que nos legó Picasso: “para aprender a pintar como un niño he necesitado toda una vida”. Porque cuando la variedad habla, menos es más.


La voluntad enológica

Conocer el potencial de la uva chardonnay en la complejidad organoléptica de Milmanda; saber qué nos ofrece en su juventud y en su madurez, y cómo domar la entropía varietal hasta notar su cuerpo. Es la experiencia y los ecos de un legado que nace de la tierra y reposa en bodega.

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Tomates del Maresme con láminas de bacalao maridado con Milmanda. Una propuesta de maridaje de La Vinoteca Torres.

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Porque en el paso del tiempo en Milmanda (DO Conca de Barberà) reside parte de su encanto, haciendo de la foto fija, que es la añada, un nuevo lienzo sobre el que perfilar, a trazo de roble y vidrio.



Para el tiempo de crianza de un vino cabe escuchar la tierra: la naturaleza nos habla.