Joan Calvet

Porque la edad es una actitud mental frente a la vida, Joan Calvet (natural de Barcelona) es un hombre joven. Tanto que, si atiende a sus primeros recuerdos envolventes de halo del vino, su memoria le lleva a su primer día en las bodegas de Familia Torres.

“Supongo que después de 20 años elaborando vinos tintos, mi primer día en la bodega de Familia Torres forma parte ya de a mi infancia (ríe). Cierro los ojos y veo mi primer trasiego y limpieza de barricas, mi primera cata de vinos, mi primera mezcla de coupage. Todo era nuevo. Todo era un descubrimiento.”

Un descubrimiento progresivo y natural de acercamiento primero y enamoramiento después, a una disciplina tan alquímica que, a día de hoy, le sigue seduciendo: “Recuerdo perfectamente el día que caté mi primer mosto en bodega como una sensación increíble; una explosión de aromas y sabores espectacular; pero para mí es como el amor: recuerdas el día que te conoces, pero no recuerdas exactamente el momento en el que te enamoras debido a que es mucho más que un momento. Es una suma; algo que te multiplica y, simplemente sucede y crece.”

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Joan Calvet, catando Mas La Plana en la bodega Waltraud (Pacs del Penedès), donde el vino envejece.

Un hombre que ama su oficio y a su tierra, que conoce bien a ambas; por lo que Joan tiene muy claro qué busca en sus elaboraciones: la continuidad de un legado excelso. Y es que el trabajo de Miguel A. Torres, con la aclimatación de la cabernet en el Penedès y su singular creación, Mas la Plana, señalan el camino de Joan:



“La búsqueda de la continuidad en distinguirse, en diferenciarse y destacar es uno de mis principales objetivos. Ya no se trata de hacer un buen vino, se trata de la búsqueda de la continuidad, de la constancia (vendimia tras vendimia), de buscar la perfección frente a una climatología, a veces adversa (un trabajo faraónico en viña y en bodega).”



Joan colabora estrechamente con Josep Sabarich, responsable del equipo de enólogos de la bodega de Pacs del Penedès, así como de los vinos de Familia Torres en el Penedès.

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Josep Sabarich (izq.) junto con Joan Calvet (dcha.), en la bodega Waltraud (Pacs del Penedès), en una cata en barrica.

La humanidad y sensibilidad de Joan Calvet son evidentes en sus palabras, así como en sus vinos. Sabedor de ser coprotagonista de la creación de unos vinos atemporales que harán de los paladares del mundo, un momento excepcional. Una captura hedonista del tiempo: “Es un auténtico lujo, día tras día, ver cómo los vinos se transforman, cómo mejoran para expresar el potencial que se encontraba intrínseco en ellos, que en esencia ya tenían. A la vez, adoro la idea de que, gracias a mi granito de arena, trabajo, esfuerzo y pasión por las cosas bien hechas, muchas personas disfrutarán de un buen momento con una de esas copas de vino.”



Sin duda. Pero, ay, las vendimias...



“Yo definiría la vendimia como el momento más emocionante, es la época que esperas y preparas durante todo el año. En cada cosecha te encuentras en situaciones diferentes, situaciones y momentos memorables. Situaciones que no olvidas jamás, que te quedan grabadas y de las que aprendes año tras año. Es una época frenética que no te da tiempo ni para resfriarte, todos los sentidos están alerta e inmersos en eso.”

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Joan Calvet, en la finca Mas La Plana (Pacs del Penedès, DO Penedès) en época de poda.

Siempre es curioso analizar la doble vertiente de personajes como Joan: elaborador y amante del vino. Joan lo tiene claro: “Como enólogo me gustan vinos que demuestren mimo, finura y delicadeza en cada paso y momento de su construcción y elaboración. Como amante del vino romántico, me gustan los vinos potentes en nariz y que tengan sabor a historias; historias humanas, historias de la tierra... pero siempre que sean como un “lacito”. Todo en su sitio.”


Humanidad, sensibilidad y espíritu creador romántico. La perpetuidad de la calidad de Mas La Plana y Reserva Real no puede estar en mejores manos.