LA ‘LLAVE DE LOS SUEÑOS’

13 Agosto 2019

El origen de la palabra sacacorchos es francés: “tire bouchon”, término que se acerca a su traducción catalana “tirabuixó” y que, finalmente, devino en la actual traducción del castellano sacacorchos. Podrían considerarse como precedentes y coetáneos los grifos metálicos de las botas. Tan es así que siguen categorizados en función de la medida y origen geográfico, como Anjou, góticas, txpela o Lombardia.

“Le cle des songes”, término originado en la inherente poética del vino, es una metáfora perfecta que define uso y expectación. Una suerte de llave que permite el acceso a todos los mundos e identidades contenidos en una botella de vino. Un viaje que, a mesa puesta, recorre la geografía del alma y la terrenal de un país, de una región, de una finca, de una parcela, en espacio temporal irrepetible.

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Una puerta que, una vez abierta, nos invita a acomodarnos en la intensidad aromática de Purgatori; al nítido carácter mediterráneo de Sons de Prades, signado por las altas temperaturas. La llave que abre lo que somos, al fin y al cabo.

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El sacacorchos va unido al uso de la botella de vidrio con tapón de corcho para conservar y transportar el vino (s. XVII). Una de las primeras referencias constatadas por escrito, data del 1676, cuando en un tratado sobre la sidra, James Worligge habla de “un caracol de acero utilizado para extraer el tapón de las botellas”. Sin embargo, parece que existe un precedente remoto vinculado a Leonardo da Vinci, una suerte de mecanismo para extraer los tapones de las botas o jarras, aunque aún no se ha podido demostrar esta realidad.

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El uso extendido del sacacorchos nos lleva a la Inglaterra del s. XVIII cuando las botellas cilíndricas necesitaban de un tapón cilíndrico a presión, y que necesitaba de alguna tipo de herramienta para sacarlo. La primera patente comercial nos retrotrae al 1795; durante el siglo XIX, solo en Inglaterra, se registraron ¡más de 350 modelos diferentes de sacacorchos! De ahí que exista una fuerte corriente coleccionista de todos los artilugios periféricos que el sector y el servicio del vino ha necesitado a lo largo de la historia…

Hoy, la tecnología nos garantiza la entrada a “des songes” sin la necesidad de extraer el corcho que salvaguarda a los grandes vinos. Una [r]evolución que, bajo la firma y patente de Coravin®, hace accesible la experiencia del disfrute de los vinos más heroicos a copas. Una oportunidad para perderse en el Olimpo enológico.

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Coravin Model Two Elite

Este ingenio consiste en introducir una fina aguja de acero inoxidable revestida de teflón atravesando el corcho, que a su vez inyecta gas argón. Un gas neutro que no altera el sabor ni los aromas distintivos del vino y que además presuriza la botella. Al retirar la aguja, el corcho quedará sellado de nuevo y el gas inyectado ayudará a la conservación del vino.


La llave de los sueños. La puerta a otros mundos. La poética del vino encuentra su contra plano ingenioso, en un diálogo y un entendimiento que nos permite viajar sin movernos de la copa.