Bajo nuestros pies

15 Marzo 2017

Comprender la importancia del suelo es fundamental para comprender la esencia de los vinos más icónicos. Su impronta es la frontera que diferencia a los grandes vinos de los que devienen clásicos, eternos.

El clima

Conviene aclarar previamente dos conceptos que a menudo se confunden, mesoclima y microclima, además de su relación con el suelo, la vid, su fruto y su posterior vinificación.

Nos referimos a mesoclima cuando hablamos de las características del clima en un viñedo, mientras que el microclima incide únicamente a la vid. Es decir, en un mesoclima pueden coexistir diferentes microclimas que incidan en la relación de la vid con el suelo, por lo que también existirán diferencias substanciales en los vinos obtenidos, aunque procedan de parcelas de una misma finca.

En busca del suelo perfecto

Pero, ¿qué hace de un suelo el idóneo para el cultivo de la vid? A trazo grueso, los siguientes parámetros inciden de manera directa en la calidad del mismo.

La profundidad del suelo debe ser la suficiente como para que la vid arraigue con firmeza y sus raíces alcancen los nutrientes acumulados en el subsuelo. Esto significa más de 20 cm.

La granulometría cataloga las partículas del suelo en función de su tamaño; de cantos rodados, superiores a los 4cm de longitud, hasta las arcillas que no superan los 0,02 mm.

Este factor es de suma importancia, ya que determinará el potencial de retención de agua del suelo, siendo las arcillas las de mayor capacidad de retención, mientras que los cantos rodados y las gravas mayores drenan mucho y no retienen a penas agua.

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La composición química del suelo nos permite averiguar la cantidad e idoneidad de los micronutrientes presentes, como el boro o el zinc, que, en pocas cantidades, son básicos para el desarrollo de la planta.

La orientación del terreno incidirá en el microclima, siendo éste más o menos cálido y por lo tanto de ello dependerá la cantidad de luz solar que reciban las plantas.

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Orientación de viñedos en el Priorat (Familia Torres)

Un terreno en pendiente hace que el agua de lluvia erosione sus capas superficiales y arrastre consigo nutrientes y otros restos orgánicos que quedarán acumulados al pie de la pendiente, de los que se alimentará la planta. Cabe recordar que, privar a la vid de un acceso fácil a los nutrientes afectará a la cantidad de uva por cepa, que será menor, pero de una mayor calidad, por lo que es en las partes altas de las laderas donde la vid ofrece su mejor versión.

Por último, la altitud en la que se encuentran plantadas las cepas también es diferencial para su completo desarrollo, ya que son elementos que van íntimamente ligados a los contrastes climáticos y a la temperatura.

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Pendiente y altitud de viñedos en Tremp - Pre-Pirineos/850m (Familia Torres)

En la última edición del Wine & Culinary International Forum, Pascal Chatonnet, uno de los enólogos más prestigiosos del mundo, desgranó el concepto terroir realizando la comparación entre los dos tipos de suelo de los que goza Mas La Plana.


Variedades

Identificar estas parcelas, realizando una zonificación del viñedo, resulta fundamental para conocer las características del mismo, tarea básica y previa a la hora de establecer los porcentuales del cupaje final de un vino de finca.


El terroir somos nosotros

Como vemos, sólo cuando el ser humano observa, comprende y adapta sus modelos culturales a un entorno muy determinado para obtener de éste lo mejor de sí, deviene el concepto terroir tal y como lo entendemos hoy.

Es por eso que, sin duda, la tarea humana y la cultura del trabajo en el viñedo es tan o más importante que el propio suelo.

Porque el terroir es el ejemplo perfecto de cómo una relación armónica entre las personas y su entorno, desde el respeto y el conocimiento, nos hace avanzar como civilización, nos sensibiliza y nos dignifica.


Brindamos por ello.

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