PAGO DEL CIELO

17 Julio 2018

La apuesta definitiva de la Familia Torres por las excelsas tierras de la DO Ribera del Duero, iniciada en el año 2003, cobra una nueva dimensión con un nuevo nombre para la bodega: Pago del Cielo. 

 

Un ambicioso proyecto liderado por el enólogo Juan Ramón García, con el objetivo de elaborar nuevos y cuidados vinos, dignos de una región cuyo gusto por la elegancia ha devenido en una búsqueda por la máxima expresión del terroir.

 

Ubicadas en el término municipal de Campo de Peñafiel (Valladolid), y suspendidas del cielo a 895 metros sobre el nivel del mar, las vides parecen dialogar con las estrellas al abrigo de las noches ribereñas.

 

 

Es esa altitud, precisamente, la que mitiga los efectos del severo clima continental, ya que permite asegurar temperaturas nocturnas frescas durante todo el año, también en pleno verano, llegando hasta los 20 grados el diferencial en un mismo día. Este contraste otorga a la baya una mayor capacidad de retener y amplificar sus notas varietales y acidez durante el proceso de maduración.

 

 

El perfil genérico de los mejores exponentes de la variedad orbita desde la fruta roja muy viva, en los más jóvenes; hasta la complejidad especiada, herbácea y mineral de la sabia senectud propia de una larga crianza.

 

 

Desde su arraigo al suelo, Pago del Cielo alza su mirada a las estrellas en busca de una complicidad mágica que se ve materializada en forma y fondo en sus 2 vinos actuales:

 

  • CELESTE RESERVA: Recién llegado y con la seguridad y firmeza propias de quien se sabe esperado. De color granate oscuro, nariz intensa, frutal y madura, puede parecer un transitar por un sendero de confitura de moras, ciruelas, pasas y un toque elegante de roble tostado originado en sus quince meses de crianza, que nos conduce irremisiblemente a una boca ampulosa, aterciopelada y carnosa. Sensual, nos regala una persistencia firme y duradera, para anidar por siempre en nuestra memoria.

 

  • CELESTE CRIANZA: Añada tras añada, Celeste Crianza se ha labrado una gran evolución. De color cereza con reflejos granate, seductor, amplio e intenso, alberga todo un mundo de frutos negros muy maduros (arándanos); que se dejan querer por las adultas notas de café y frutos secos (ciruelas pasas). Se despide carnoso de nuestro paladar, sensual y persistente

 

La Ribera del Duero transita hoy hacia una nueva modernidad asentada en las viñas viejas, que juegan a favor de esta apuesta a largo plazo, garantizando de este modo la salud y el prestigio de los vinos de la región. Una nueva realidad en la que la Familia Torres participa desde su génesis.