BIODIVERSIDAD EN LA VIÑA

19 Octubre 2016

Vivimos de la tierra, por lo que nuestro mayor activo está vivo y respira. Por ello, trabajamos para la mejora de la biodiversidad y gestionamos el territorio de forma respetuosa con los ecosistemas existentes, donde hasta el mínimo ser vivo juega su papel en el ciclo de la vida y también, por supuesto, de la vid.

En el marco del ambicioso programa Torres & Earth la gestión y respeto por la biodiversidad se articula en distintos proyectos que cubren áreas de acción que van desde la protección de la fauna y el entorno natural que las alberga, a los sistemas de fertilización del suelo.Júlia Muntané, que forma parte del equipo tras los estudios, nos lo explica:

¿Cuáles son los principales proyectos sobre biodiversidad en los que estáis trabajando?

En nuestros viñedos tratamos de minimizar el impacto sobre el entorno mediante distintas acciones y buenas prácticas que favorecen la biodiversidad en nuestras fincas. Los tratamientos fitosanitarios son preventivos, utilizando productos respetuosos con el medio ambiente.

Para el control de las malas hierbas, substituimos los tradicionales herbicidas por la eliminación mecánica o estableciendo una cubierta vegetal entre las hileras, lo que disminuye la erosión, incrementa la materia orgánica y supone una mejora de la biodiversidad ya que la propia cubierta se convierte en hábitat de numerosas especies beneficiosas.

Aplicamos una fertilización razonada siguiendo las pautas de la agricultura de conservación, utilizando abono como fuente de nitrógeno y sulfato potásico como fuente de potasio, siempre en las dosis mínimas necesarias.

Además, realizamos mapas mediante imágenes vía satélite de todas las parcelas. De este modo se puede definir y diferenciar el vigor de las plantas en zonas muy específicas. Es mejor administrar las dosis necesarias en el lugar y momento oportunos, evitando así aplicaciones insostenibles.

Debemos prever que la aplicación de riego será cada vez más frecuente en el viñedo. Las predicciones de incremento de temperatura y golpes de calor en determinados periodos del ciclo vegetativo, pueden poner en riesgo el desarrollo de las cepas y la calidad de futuras vendimias.

Por este motivo, en todas nuestras fincas, se trabaja en la recuperación de antiguos pozos y minas, así como en la construcción de balsas de acumulación. Para que la fauna se pueda beneficiar de estas fuentes de agua se instalan bebederos para aves y anfibios y mecanismos de protección contra accidentes.

Recientemente hemos invertido en la compra de 10 ha. de un bosque de encinas de alto valor ecológico, situado en la Conca de Tremp. El paraje se ha adquirido con el objetivo de evitar su explotación como cantera y la destrucción del ecosistema. La zona está dotada de un contraste paisajístico único, con elementos de flora y fauna que contribuyen a aumentar su riqueza y diversidad.

En la balsa del Centro de Visitas en Pacs del Penedès se ha instalado una plataforma flotante con vegetación para fomentar la presencia de pollas de agua y otras especies de aves. Gracias a esta iniciativa se ha podido observar la reproducción de una pareja de esta especie en la plataforma con 6 crías el pasado verano.

Evitar la erosión del suelo es clave para mantener la biodiversidad. Por ello, en el momento de la plantación, escogemos la orientación de mínima pendiente. En los terrenos donde esta cautela no es posible, la plantación se realiza siguiendo las curvas de nivel, intentando siempre minimizar la erosión del suelo que se produce cuando las precipitaciones de lluvia superan la capacidad de infiltración del terreno.

Los taludes se reforestan con la finalidad de que las mismas plantas fijen su estructura. Además, se realizan drenajes para que las fuertes avenidas de agua de lluvia no provoquen aluviones dentro de las parcelas con la consiguiente retirada del suelo.

La mayoría de nuestros bosques disponen de un Plan Técnico de Gestión y Mejora Forestal. Anualmente se realizan acciones como desbroces para disminuir el riesgo de incendio, talas de mejora, extracción de biomasa como fuente energética o reforestaciones de zonas degradadas.

El mantenimiento de zonas boscosas entre las plantaciones de viña permite configurar el mosaico paisajístico, aportando heterogeneidad y potenciando la biodiversidad, gracias a los beneficios del bosque que sirve como refugio a la fauna.

¿Hasta qué punto un ecosistema sano puede influir en la vid y por ende, en la calidad de su fruto?

En un ecosistema sano conviven diferentes especies de flora y fauna. Cada una de estas especies tiene su función para asegurar el equilibrio del ecosistema. Cuando un ecosistema es sano este equilibrio es más fácil de mantener, al contrario que si está degradado. La calidad del ecosistema del viñedo nos asegura que haya insectos para una buena polinización de la vid.

En un viñedo sano también puede haber aves insectívoras o insectos que comen otros insectos, que ayudan en el control de plagas de forma natural. La presencia de insectos contribuye a que haya presencia de animales que se alimentan de insectos como réptiles o anfibios, también pequeños mamíferos, y así se va formando la cadena trófica. Un ave buen bioindicadora de la calidad del viñedo es el águila perdicera, en Bodegas Torres se han hecho estudios de identificación y proyectos de conservación de esta especie. En resumen, la calidad del ecosistema es básica para la supervivencia de las vides.

¿Cómo te imaginas estas mismas tierras del Penedès en 20 años? ¿Temes que puedan producirse cambios que afecten a los procesos de maduración de la uva o un cambio drástico en el mapa de variedades debido al cambio climático?

Ya es sabido que estamos dentro de un episodio de cambio climático. La ecología siempre ha sido una prioridad en Torres, pero el cambio climático ha hecho aumentar nuestra preocupación.

La vitis vinífera es una planta extremadamente sensible a los cambios de temperatura. Torres ha sido testigo del aumento de un grado de la temperatura media del Penedès en los últimos 40 años, lo que ha provocado que la vendimia se lleve a cabo, aproximadamente, diez días antes que hace dos décadas. Eso nos lleva a afirmar que habrá cambios que ya estamos empezando a ver como las épocas largas de sequía en nuestro territorio, un ejemplo es la que está sufriendo este verano el Penedès, o los episodios climáticos extremos como lluvias torrenciales en otras partes del planeta.

Con el aumento de la temperatura será necesario trabajar con variedades más resistentes al calor y con menos necesidades hídricas, en ese aspecto el proyecto de recuperación de variedades ancestrales, donde ya se han encontrado variedades resistentes a las altas temperaturas y a la sequía, lo hace especialmente interesante ante este marco climático. Desde esta perspectiva se está trabajando e investigando, cada vez más, en adaptar las prácticas vitícolas a las condiciones climáticas cambiantes.

¿Próximos retos para el futuro inmediato?

El reto de bodegas Torres es seguir investigando los efectos que tiene y tendrá el cambio climático en los viñedos para poder adaptarnos. Para ello hemos invertido desde 2008 más de 11 millones de euros en proyectos relacionados con el cambio climático; cada año se destina a este tipo de proyectos el 11% del total de la inversión realizada por la bodega.

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