VINOS Y QUESOS

06 Julio 2023
vinos y quesos

La perfecta armonización entre quesos y vinos puede resultar una experiencia excelsa para nuestros paladares, sin embargo, la elección del vino adecuado para cada queso puede ser una tarea difícil.

 

“No comprendo cómo se ha vivido tantos años con la convicción de que el queso es el mejor amigo del vino tinto.” Alain Senderens. 

 

Acorde con las palabras del afamado chef, “un queso es mejor cuanto más graso; si se sirve un vino tinto tánico con un buen queso, se mata al vino. Algunos quesos de pasta cocida sin mucho carácter pueden acompañarse con vinos tintos, pero son raros. Además, con esta unión los vinos blancos se realzan.” 

¿Entonces? ¿Qué hacer? ¿En qué fijarse? cómo acertar en la elección de ambos elementos? Podemos partir de la unión regional de quesos y vinos de la misma zona; también podemos realizar nuestra elección en función de la materia grasa del queso, así como el volumen de acidez, taninos o la carga de azúcar residual del vino acompañante.  

 

En lo genérico, y atendiendo a la potencia organoléptica, podemos resumir que los quesos fuertes buscan tintos jóvenes, blancos aterciopelados o espumosos de largas crianzas; mientras que los quesos de mayor sutileza de carácter encontraran en los tintos con cuerpo y blancos secos unos dignos aliados. 

 

Sí es cierto que algunos quesos fuertes de pasta cocida como el Munster pueden acompañarse de vinos tintos. Purgatori (DO Costers del Segre) y Salmos (DOQ Priorat), densos y profundos, pero a la vez aterciopelados y frescos danzarán con el queso en perfecta armonía. 

 

Salmos
Salmos, de la DOQ Priorat, es el acompañante perfecto para una cena al aire libre.  

 

En torno a la gama Celeste de Familia Torres orbitan múltiples posibilidades que pasamos a detallar a continuación: Celeste Verdejo se muestra amable con quesos de oveja semiduros o semiblandos, como el manchego, el pecorino, el feta e incluso el halloumi. Celeste Crianza, nos regala un mágico momento sensorial con quesos de oveja duros como el parmesano y el gruyere. Celeste Reserva, con más tiempo de crianza, admite también los quesos mencionados en el Crianza, añadiendo el siempre característico Idiazábal.  


 

Celeste Crianza
Celeste Crianza, DO Ribera del Duero, es el acompañante perfecto de esté aperitivo al sol.  

 

La noble chardonnay de Sons de Prades (DO Conca de Barberà) seduce a pescados, mariscos y arroces, sí, pero también a quesos curados o de cabra. 

 

Sons de Prades
Sons de Prades, DO Conca de Barberà, marida a la perfección con una tabla de quesos, nueces e higos.  
 

De un tiempo a esta parte, las nuevas tendencias gastronómicas, admiten al queso como alimento que está recobrando fuerza y prestigio como alimento en la restauración, pero también como postre de perfil salino, abriendo las puertas de la posibilidad a una perfecta unión con los espumosos. Respecto a este, nuestro néctar de burbujas podemos concluir que los quesos jóvenes de pasta blanda armonizan con espumosos blancos o rosados jóvenes y afrutados. Cuvée Rosé de Mar culminará una experiencia que enamora a la vista y al paladar. En el caso de quesos curados de pasta dura y/o ahumados debemos atender a espumosos de largas crianzas, de personalidad y calidad definidas, cuyas características organolépticas no quedarán enmascaradas tras la salinidad y contundencia de estos quesos; haciendo de Esplendor de Vardon Kennett una apuesta ganadora. 

 

Esplendor de Vardon Kennett
Esplendor de Vardon Kennett es un vino espumoso ideal para maridar este momento.  

 

Si bien el refrán que reza “uvas y queso saben a beso” es algo genérico, sí podemos disfrutar de ese beso hedonista cuando la elección de ambos alimentos se basa en un poco de conocimiento y razón. Pero nunca perdamos de vista que, al fin y al cabo, el placer no conoce de protocolos.